Editorial
Hace escasamente unos días se celebraba el Día Internacional de la Literatura Infantil y Juvenil. Pocas semanas antes, el día de la narración oral y… ¿por qué no una fábula inspirada en la popularísima del burro y el tigre?
En un lugar remoto llamado Astilla, dos comunidades acordaron disputar año a año su buena suerte con un peculiar ritual. La primera región en vislumbrar y anunciar la llegada de las mariposas a un terreno llamado «La Jugosa», se convertiría en la tierra más fértil y próspera del reino. Así pues, Norte, gobernada por un burro, ponía siempre intenciones en el asunto, pero no llegaba nunca a tiempo. Sur, gobernada por un tigre, solía ser la precavida y, con el apoyo del pueblo, se había convertido en los últimos años en la testigo presencial número uno de estos acontecimientos. Con todo, era el gran rey león el que acababa por discernir la resolución final.
Llegando ya la primavera, los animales de ambos reinos comenzaban a hilvanar la mejor de las estrategias para conseguir la buena nueva. Pero, en esta ocasión, al burro del Norte le valía cualquier estratagema que le sirviera para coronarse victorioso. Dicho y hecho. Con el transcurrir de los días, una ardilla norteña observó la velocidad del halcón hacia la presidencia sureña, lo que hacía indicar que el ave iba directa a comentar al tigre esa llegada de las mariposas. Con argucia y tras el anuncio del roedor, burro inició su camino directo al gran rey león.
«¡Han llegado las mariposas a La Jugosa!, el Norte de Astilla tendrá prosperidad para todo el año y nuestras tierras serán las más fértiles», espetó ante el gran rey. Pocos minutos después, y habiendo sido testigo su gente de la llegada, tigre, en nombre del Sur, clamó y reivindicó sus derechos ante el majestuoso león. «¡Basta!», dijo el rey. «El Norte tiene razón. Ellos han anunciado la llegada de las mariposas y son los victoriosos de este año».
Con incredulidad, el tigre no pudo dejar de preguntar al gran león por qué razón había tomado esa decisión, tachándola de injusta. Y el rey respondió:
– ¿Consideras que, como rey, puedo perder el tiempo con semejantes tonterías?
A lo que, rápidamente, el tigre espetó:
Sï nos remontamos a la época de don Javier Solana ya pasaban este tipo de cosas. Aunque los lectores habituales de prensa captábamos y captamos quiénes son los proveedores de información. Yo también me percaté de la copia exacta del vertedero de la Golosa en otro medio semanas después que en este local. Entiendo que la legalidad está para algo
Pues ya podían copiar bien porque con los grupos de música se han equivocado¡¡¡somos mas de diez grupos no nueve¡¡
A la prensa regional le interesa lo justo la comarca. Más prueba que su plumilla dijera que Olmedo era la Villa del Tratado…
No se puede ser más cutres y vagos. Hay que respetar el trabajo de los demás, encima de copiarlo, luego hay que pagar para leer los artículos del Norte.
Desde que no está Patricia ha perdido mucho ese periódico. No merece la pena leerlo