En el vasto universo digital, donde cada publicación parece resonar en un eco interminable, un fenómeno oculto está afectando a más usuarios de lo que se podría imaginar. Se trata del «shadow ban» o bloqueo en la sombra, una práctica que deja a los usuarios sintiéndose aislados y marginados, sin siquiera saber que están siendo silenciados.
Según un estudio realizado por el Center for Democracy and Technology (CDT 2022), un asombroso 9,2% de los usuarios encuestados declaró haber experimentado este bloqueo encubierto. Entre las plataformas más señaladas se encuentran Facebook (8,1%), X (anteriormente Twitter) (4,1%), Instagram (3,8%), y TikTok (3,2%).
El «shadow ban» funciona de manera sutil pero efectiva. Silvia Martínez, directora del máster de Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que este fenómeno permite limitar la participación de un usuario sin que este sea consciente, afectando la visibilidad de su contenido. «Es un fenómeno que no solo está ligado a dinámicas internas y de transparencia de las plataformas, sino que también es usado como queja habitual de algunos creadores de contenido cuando consideran no haber llegado a la visibilidad merecida», comenta Alexandre López-Borrull, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
Lo que aún queda por descubrir es el beneficio que obtienen las plataformas con este tipo de bloqueo y los criterios que utilizan. A pesar de que las compañías establecen normas sobre qué contenidos no están permitidos, la aplicación de algoritmos desconocidos condiciona la visibilidad de los contenidos y su alcance. «Tu libertad de expresión y tus derechos pueden verse comprometidos por unos criterios técnicos», advierte López-Borrull.
Este bloqueo encubierto no afecta a todos por igual. Según Martínez, ciertos grupos y movimientos sociales, como la comunidad negra, el movimiento Black Lives Matter y el movimiento LGBTIQ+, experimentan una moderación de contenidos más frecuente y dura en las principales plataformas.
En un mundo donde la información es poder, surge la pregunta de si el «shadow ban» es un aliado o enemigo de la desinformación. Martínez señala que esta práctica podría reducir el alcance de campañas de desinformación, pero también podría invisibilizar voces que luchan contra ella. Con la desinformación encabezando la lista de riesgos mundiales a corto plazo, se plantea una disyuntiva crucial.
Ser consciente del «shadow ban» no es tarea fácil, pero existen métodos para intentar descubrirlo. Sin embargo, según el informe, el 54% de los usuarios sometidos a este bloqueo afirman que les hace sentirse aislados y apartados de su grupo social, comunidad o de la sociedad en general.
En un mundo cada vez más conectado, la amenaza invisible del «shadow ban» plantea preguntas fundamentales sobre la libertad de expresión y el control que ejercen las plataformas en la era digital.
