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jueves, mayo 9, 2024

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La medinense Sofía García: «Formar parte de la Selección es un sueño que todavía me cuesta creer»

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La Selección Española de Baloncesto en silla de ruedas logró, a lo largo del pasado fin de semana, una contundente victoria sobre Tailandia -arrojando el marcador un 76-35-. Todo ello en el partido final de la repesca disputado en Osaka, Japón, que ha permitido a los deportistas su clasificación para los Juegos Olímpicos de París de este año. Dentro de su equipo técnico, cuentan con una sobresaliente preparadora física que responde al nombre de Sofía García Menéndez y que, a propósito, es natural de Medina del Campo. Hoy cuenta aquí parte de su historia, que dio comienzo hace algún que otro año, cuando era tan solo una pequeñaja enamorada del deporte.

¿Cómo fue aquel momento en el que la convocaron para formar parque del equipo técnico de la Selección Española de Baloncesto Adaptado Femenino?

Fue un momento un poco surrealista. Yo estaba en un partido aquí en Valladolid, jugábamos contra un equipo de Murcia, y el entrenador era el segundo de la Selección en aquel momento. Entonces, se acercó a mí y me dijo que quería hablar conmigo al final del partido. Él era francés y es verdad que no emplea las expresiones frecuentes que se usan en español y entonces le entendí que, de alguna manera, me estaba ofreciendo formar parte del Staff de la Selección, pero pensé que no le estaba entendiendo bien. Al día siguiente me llamó por teléfono y ya me planteó todo. Me puse a temblar e incluso tardé en contestar. Hasta el día de hoy, sigo con esa sensación de que es un sueño y sigo sin creérmelo.

¿En qué momento da comienzo a su vínculo con el deporte?

Desde que nací. Cuando era pequeñita, siempre que me preguntaban por mis regalos para el cumpleaños no se me iba de la cabeza la idea de pedir un balón de fútbol, de baloncesto, o cualquier pelota con la que pudiera practicar deporte. Desde entonces, mis estudios han estado enfocados siempre en el mundo deportivo. Primero, con un módulo superior, después hice la carrera de Actividad Física y Deporte y posteriormente un Máster. Fue al final de carrera cuando me di cuenta de que el mundo del deporte adaptado me gusta. Entonces, al terminar hice prácticas en La Coruña y el Máster en Madrid. Era justamente de actividad física adaptada.

Después de finalizar ese proceso, decidí hacer las prácticas en Valladolid, tanto en el equipo de la Fundación Aliados, como el de baloncesto en silla de ruedas, como en la Federación de Deportes de Castilla y León. Desde entonces, ya he cumplido cuatro años en esta última institución.

¿Cómo ha sido su evolución?

Es verdad que son muchas las horas que me quito de mi tiempo para dedicarme a mi trabajo y hacerlo lo mejor posible, pero todo ha sido muy rápido porque, desde que empecé a hacer el máster, elegí venir cerca de casa y ha sido una suerte poder quedarme aquí. Ver que en Castilla y León también se puede trabajar en este ámbito, para mí era una idea genial. Hablo de que ha sido todo rápido porque valoro que me ofrecieran quedarme aquí. Todo ha salido muy rodado, aunque es cierto que el trabajo ahí está y que nunca me he rendido, incluso prácticamente poniendo dinero al principio para poder ir a trabajar.

Empecé con un contrato muy pequeñito, que es normal porque al final el deporte sabemos cómo es, pero a día de hoy soy la tía más feliz del mundo por trabajar en lo que me gusta y haberme especializado en este aspecto tan concreto. Las palabras que puedo emitir siempre son de agradecimiento en este sentido.

¿Cómo vivió el partido que las metió en los Juegos Olímpicos de París?

Te tengo que confesar que lo pasé fatal. Entre comillas, era un partido bueno porque en la fase previa, que es la de grupos, disputas tres partidos para tener una posición más o menos privilegiada en el paso de grupos. Nosotros, en la fase previa, nos enfrentamos en tres partidos y perdimos uno. Por ello, nos colocamos segundas de grupo. El haber ganado contra Japón en ese último partido nos permitió colocarnos como segundas y no terceras. Por ello, nos enfrentamos a Tailandia, que era más asequible que contra Australia. Pero claro, al final del partido se viven los momentos de más dificultad. Nunca se sabe hasta el pitido final y no puede darse nada por hecho y menos en el deporte.

Cuando escuchó ese pitido, ¿qué se le pasó por la cabeza?

Mi cara lo decía todo. Yo suelo pasar los últimos 50 minutos llorando. Lo que te decía, a mitad del partido estaba prácticamente sentenciado, pero no podíamos perder la tensión. Por dentro se viven muchas emociones. Piensas en cómo puede ser vivir esa experiencia de llegar a unos Jugos Olímpicos… pero, si algo me alegró fue que todas las chicas, las 12 jugadoras, encestaron, algo que no ocurre en todos los partidos. Fue un momento que me voy a guardar en mi recuerdo para siempre y que será para mí pase lo que pase.

¿Qué fechas importantes tendrán ahora por delante?

Ahora está todo ciertamente en el aire, puesto que tanto la lista de jugadoras como la del staff técnico es provisional y tiene que ser confirmada. La única fecha que tenemos claves son los Juegos Olímpicos a finales de agosto. Pero, entre medias, todavía están pendientes las concentraciones.

¿Ha vivido algún momento similar a este en su trayectoria profesional?

De ninguna manera. Siempre soñé, de manera muy lejana, ir a unos Juegos Olímpicos. También es verdad que fue una pasada vivir el Mundial en Dubái o el Europeo del que nos trajimos un bronce. Pero nada puede compararse a la magnitud que hay detrás de este tipo de competiciones. Todo el mundo tiene sus objetivos y mi máximo siempre fue llegar aquí, pero siempre siendo realista para no frustrarte y… cuando te dan la oportunidad… es increíble.

El Mundial fue mi primer evento «grande» y fue muy impactante para mí pero creo que no lo pudimos vivir como podremos vivir estos Juegos. En Dubái se intentó ocultar un poco el evento y jugamos como en una especie de Feria de Muestras, donde todo estaba tapado con cortinas. Creo que hubiera sido de otra manera, quizá lo hubiéramos vivido un poquito con más energía, si hubiera sido de otra manera. A pesar de ello, cuando te pones delante de tu bandera, junto a las jugadoras, y escuchas tu himno… pensé que se me salía el corazón por la boca. Esos momentos me hacen sentir privilegiada y agradecida de esta oportunidad.

Conseguir una medalla en un europeo también es un momento inolvidable. Ahí fue cuando nos quedamos a las puertas de los Juegos, pero sabiendo que pronto se iba a convocar la repesca.

¿Cómo se prepara al conjunto de deportistas para eventos de tal calibre?

Una de la adversidad más importante es el contacto con las chicas. No puedo tenerlo diariamente aunque tenemos un seguimiento muy estrecho con todas ellas. Siempre tengo su feedback por su parte para saber cómo están trabajando, pero es cierto que es una barrera el no poder estar presencialmente. Soy de las que cree que el cara a cara siempre es un factor importante. Pero bueno, a mí, personalmente, la preparación física es un mundo que me apasiona y, dentro de la discapacidad, es muy bonito porque no solo estás trabajando sus cuerpos a nivel deportivo, también estás centrándote en lo que es su funcionalidad a nivel personal. Puedes transferir muchas veces habilidades que adquieren a través del deporte a su día a día.

El poder prevenir y darle herramientas para que en su día a día también pueda transferir todo lo adquirido en el deporte a su transferencia de la silla al coche, por ejemplo, o que pueda ser capaz de desarrollar su día a día de manera óptima, es muy gratificante.

¿Ha marcado tu vida el deporte adaptado?

Totalmente. Me ha permitido ver el deporte desde otro punto de vista, como una herramienta que, además de ser lúdica, permite a una persona desarrollarse. También que no se sienta aislada y que forme parte de un grupo.

Es cierto que, una vez que te metes en la rutina de trabajar con personas con discapacidad, para bien o para mal, se te olvida en muchas ocasiones que tienen esa discapacidad. En lo que respecta a la silla de ruedas, hay muchos deportistas que se encuentran en esta situación por lesiones medulares que pueden venir derivadas de un accidente. Ese cambio tan drástico se afronta mejor con la práctica deportiva. En mi caso, tengo totalmente normalizado y asimilado el deporte adaptado, por lo que creo que hay que quitarse esta idea de decir «jo, qué valor tienen». Al final, el número de entrenos y sacrificios es el mismo y hay que intentarlo ver de la manera más normalizada posible.

 

 

 

 

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