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lunes, abril 29, 2024

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Advertencia sobre la sobreexposición de niños en Internet y el aumento del cibercrimen, fraude en línea y material de abuso sexual infantil

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Redacción.-

Un reciente informe de la entidad financiera Barclays revela que la foto de la primera ecografía, la del nacimiento con la hora exacta, el lugar y los nombres completos de los recién nacidos, se ha convertido en una puerta de entrada gratuita al cibercrimen. Según las estimaciones, para el año 2030, casi dos tercios de los casos de fraude en línea estarán relacionados con la difusión de información personal de menores a través de Internet, lo cual supondrá un costo económico de alrededor de 800 millones de dólares.

El fenómeno del «sharenting» o compartir información de los hijos en línea está en constante crecimiento. De acuerdo con una encuesta realizada por la firma de seguridad informática AVG en 10 países, incluido España, se estima que el 23% de los niños ya tienen presencia en Internet incluso antes de nacer, debido a que sus padres publican imágenes de las ecografías durante el embarazo. Esta cifra se incrementa rápidamente, llegando al 81% de los niños en línea antes de cumplir los 6 meses de edad.

La sobreexposición de los niños en Internet plantea graves riesgos, ya que se ha observado un alarmante aumento del contenido de abuso sexual infantil en la red. Según la Internet Watch Foundation, en menos de 10 años, el número de páginas web con este tipo de contenido ha aumentado en un 1.815%, pasando de 13.343 en 2013 a 255.571 enlaces en 2022. Entre este material, se encuentran fotos de violaciones e imágenes sexualizadas de menores, pero también hay otras imágenes que no son necesariamente de índole sexual.

La conexión entre la sobreexposición de los niños en Internet y la pornografía infantil es preocupante. Se ha descubierto que las imágenes no sexualizadas de niños y niñas son especialmente atractivas para los agresores duales, aquellos que consumen material de explotación sexual infantil y también abusan físicamente de menores. Según un informe sobre el perfil de los delincuentes detenidos por delitos relacionados con la pornografía infantil, el 72% del material incautado a estos agresores consiste en imágenes de nivel 0 en la escala CIESI, es decir, imágenes no eróticas ni sexualizadas de niños total o parcialmente desnudos que provienen de fuentes comerciales, álbumes familiares o fuentes legítimas.

La falta de conciencia sobre las implicaciones de compartir imágenes de los hijos en Internet es preocupante. Muchas veces, los padres no se dan cuenta de que una foto aparentemente inocente puede terminar en las colecciones de abusadores de cualquier parte del mundo o ser utilizada como reclamo en perfiles falsos para atraer y seducir a otros niños y niñas. España se estima que aloja aproximadamente el 2% de las páginas de explotación sexual infantil, lo que la convierte en el primer consumidor de Europa y el segundo a nivel mundial.

Durante períodos como las vacaciones o las fiestas de Navidad, se produce una mayor sobreexposición de los hijos en las redes sociales. En esos momentos especiales, los padres tienden a compartir imágenes de sus pequeños en plataformas como YouTube, donde incluso se han detectado comentarios con un lenguaje secreto que indica connotaciones sexuales en relación a los niños. Estos comentarios, que se encuentran en un área gris y no violan las políticas de la plataforma, son difíciles de detectar.

Otro factor preocupante es el adelanto en la edad en la que los niños tienen acceso a dispositivos móviles. Cada vez más menores de edad poseen teléfonos inteligentes, lo que aumenta el riesgo de grooming (acoso en línea) y sexting (envío de contenido sexual explícito). Según la Internet Watch Foundation, de las más de 255.000 páginas web analizadas en 2022, más del 78% contenían imágenes «autogeneradas» por menores de entre 11 y 13 años. Además, se ha observado un fuerte repunte en el uso de este tipo de contenido por parte de niños de 7 a 10 años, con un aumento del 129% en comparación con el año anterior.

La motivación detrás de la sobreexposición de los hijos en las redes sociales radica en dos factores principales. En primer lugar, los padres tienen el hábito de compartir su propia vida en línea, lo que los lleva a extender este hábito a la vida de sus hijos. En segundo lugar, la red de contactos de los padres muestra entusiasmo por este tipo de imágenes, lo que incentiva aún más su compartición. Compartir contenido de los hijos se ha vuelto casi automático y cotidiano para muchas familias.

La generación millennial, que creció a medida que la tecnología evolucionaba, se adaptó a las redes sociales durante su adolescencia y ahora, siendo padres, continúa con esta práctica. Por otro lado, la generación Z, que ha crecido con un acceso más temprano a la tecnología, es más consciente de su identidad digital y es más cuidadosa en cuanto a lo que desea proyectar en línea.

No existe una forma segura de compartir contenido de los hijos en las redes sociales. Los riesgos asociados a esta práctica son numerosos y no siempre se perciben de manera inmediata. Es importante ser consciente de los peligros y proteger la identidad y privacidad de los niños. Queda mucho trabajo por hacer en lo que respecta a la privacidad y seguridad en las redes sociales.

En resumen, la sobreexposición de los niños en Internet y la difusión de información personal de menores están alimentando el cibercrimen y el aumento del contenido de abuso sexual infantil en línea. Es fundamental que los padres tomen conciencia de los riesgos asociados y sean cautelosos al compartir imágenes y datos personales de sus hijos en las redes sociales. La protección de la identidad y privacidad de los niños debe ser una prioridad en el entorno digital.

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