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martes, abril 30, 2024

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Adrián Montesano: «Nunca antes las relaciones sexoafectivas habían tenido tanto peso en el bienestar psicológico»

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Hacer terapia psicológica ya no está tan estigmatizado como antes, al contrario, ahora es una actividad que muchas personas incorporan a su vida, no solo cuando hay un problema de salud mental sino también para mejorar su bienestar psicológico. El grupo Intervención en Psicología Clínica y de la Salud y Promoción del Bienestar (IPCSPB), de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación (EPCE) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), investiga cómo mejorar la calidad y la personalización de la psicoterapia y las intervenciones psicológicas. Como parte de este objetivo, también investigan con tecnologías como la realidad virtual y la inteligencia artificial, entre otros ámbitos.

Adrián Montesano, coordinador UOC de este grupo y coordinador en España de la prestigiosa International Society for Psychotherapy Research, explica en esta entrevista el trabajo que realiza su grupo y los avances que la tecnología está aportando a la psicología y la psicoterapia en particular.

¿Por qué te interesa el campo de la terapia psicológica?

Es vocacional. Es cierto que mis padres eran profesionales sanitarios y siempre he estado en contacto con este tipo de valores y servicios profesionales. Con el tiempo, he ido especializándome cada vez más en la psicoterapia. Acompañar a las personas en los procesos de cambio resulta una tarea tan compleja como fascinante. Además, esta profesión contribuye a uno de los valores más importantes de la sociedad occidental: la salud y el bienestar. Cuando empecé la carrera de Psicología, la psicoterapia existía ya como ciencia, pero era incipiente y estaba todo por hacer aún. Gracias al trabajo de varios pioneros, ahora nos encontramos en un punto diametralmente opuesto y tenemos muchos datos científicos y plataformas para seguir investigando.

¿Cuáles son los objetivos del grupo de investigación IPCSPB?

El IPCSPB integra un grupo heterogéneo de profesionales unidos para mejorar la calidad de las intervenciones psicológicas, tanto para la salud mental como para la salud en general. Hay tres objetivos principales: en primer lugar, integrar las tecnologías digitales en las intervenciones psicológicas (por ejemplo, tenemos bastantes proyectos en realidad virtual, uno de inteligencia artificial y uno que combina ambas tecnologías); en segundo lugar, la participación en proyectos europeos, y, en tercer lugar, hacer transferencia a la práctica clínica y también al revés, es decir, obtener evidencia a partir de la práctica clínica. Así, trabajamos tanto con los profesionales como con los usuarios de los servicios de salud.

Uno de los centros de tu investigación es el ámbito de la terapia en la salud sexual y de pareja, un campo en el que se están dando muchos cambios.

Nunca antes en la historia las relaciones sexoafectivas habían tenido tanto peso en el bienestar psicológico de las personas. Es, por tanto, un área prioritaria. Además, la investigación debe ser constante, pues parece que en cada generación el tipo de relaciones sexoafectivas posibles y las reglas del juego cambian. Y jamás habían cambiado tanto como ahora, gracias principalmente a los movimientos feministas, por lo que tenemos que estar sensibilizados a estos cambios y constantemente actualizados.

¿En qué líneas de investigación crees que vuestro grupo ha avanzado más en los últimos tiempos?

En la validación de intervenciones psicológicas de calidad para una amplia variedad de problemas, tanto de salud mental —ansiedad, depresión, psicosis, etc.— como de salud física, por ejemplo, la fibromialgia o el cáncer. Nuestro grupo de investigación ha sido muy fuerte en este campo porque hemos tenido financiación consecutiva durante más de una década para hacer ensayos clínicos y hemos validado protocolos y manuales de intervención para transferirlos a los profesionales. También hemos trabajado de forma directa con los usuarios de la red de salud mental. Entre nuestros objetivos está también influir en las decisiones de los organismos de poder a través de la divulgación, la transferencia de resultados y la ciencia abierta.

Uno de vuestros proyectos más importantes se enfoca en la prevención de la victimización sexual.

Actualmente tengo tres proyectos con financiación en marcha. El último y con más envergadura consiste en una intervención psicológica mejorada con realidad virtual, REVISE, cuyo objetivo es prevenir la victimización sexual en mujeres, y que está financiado por el Ministerio de Innovación y Ciencia hasta el 2027. La intervención va dirigida a parejas y tiene el objetivo de revisar esquemas de género, especialmente entre los hombres. Utilizamos técnicas muy avanzadas de realidad virtual, como es el embodyment —el intercambio de identidad—, que es útil como potenciador de intervenciones psicológicas de vanguardia.

En otro proyecto hemos desarrollado una prueba de concepto de una aplicación de realidad virtual en la que las parejas intercambiaban su identidad con el objetivo de potenciar la empatía y la resolución de conflictos.

Por último, el proyecto que ganamos en la convocatoria de Proof of Concept de la UOC, otorgado por el eHealth Center (eHC), está dirigido a mejorar el entrenamiento de los profesionales de la salud utilizando la realidad virtual alimentada con motores de inteligencia artificial conversacional. Así, los profesionales pueden practicar con pacientes simulados responsivos y controlados, ofreciendo niveles de dificultad variable.

¿Cuál es la ventaja de aplicar la inteligencia artificial en este entorno?

Se trata de un entorno de realidad virtual personalizado en el cual avatares digitales simularán ser pacientes y podrán tener conversaciones en tiempo real con los clínicos, con el objetivo de que puedan practicar sin tener que hacerlo con pacientes reales. Con esta tecnología, podemos generar conversaciones terapéuticas que sirven de formación a los futuros psicólogos u otros profesionales clínicos a la hora de gestionar situaciones difíciles con pacientes.

¿Qué hitos habéis conseguido hasta el momento?

El IPCSPB se ha convertido en un referente a escala nacional en la investigación en psicoterapia y promoción del bienestar psicológico. Hemos validado diversos tratamientos psicológicos de vanguardia para diferentes problemáticas y hemos impactado en la sociedad tanto en el ámbito político como en la transferencia de tecnología y manuales de formación de psicoterapeutas. Actualmente, estamos en fase de crecimiento y diversificación de líneas, y esperamos poder aumentar nuestra participación e impacto a escala europea.

¿Qué colaboraciones tiene vuestro grupo con otras instituciones y qué os aportan?

Somos un grupo numeroso y bien conectado con organizaciones tanto a escala nacional como internacional. De hecho, prácticamente la totalidad de los proyectos financiados cuentan con representación internacional. Tenemos lazos con investigadores de los cinco continentes, y a menudo participamos en conferencias y comités de decisión internacionales. La colaboración y la pluralidad son conceptos fundacionales de nuestro grupo. Por otra parte, estamos constantemente colaborando con instituciones del tercer sector para poner a disposición de la población tratamientos de vanguardia culturalmente adaptados.

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