Está muy bien que se haya puesto el nombre de la villa encima de un trozo de césped a la entrada de Medina del Campo para que los visitantes que entran a Medina del Campo, siguiendo los indicadores de la carretera en los que pone “Medina del Campo”, sean conscientes de que, efectivamente, han entrado en Medina del Campo y no en Ataquines o Tordesillas, por ejemplo. Por lo visto hay mucho despistado al volante y a veces pasan esas cosas.
Está muy bien que en la última letra (la “o”) hayan puesto un contenedor de tapones de plástico porque hay que reciclar y quizás no son suficientes los contenedores distribuidos por toda la villa para tal fin o quizás los tapones merecen consideración especial y deben ser separados de su botella correspondiente, también de plástico, pero de otra estofa o ralea.
Está muy bien que los vecinos, concienciados con el tema, traten de salvar el medio ambiente coleccionando en casa los ilustres tapones para depositarlos eventualmente (no voy a ir cada día a echar un par de ellos) en el mencionado contenedor.
Pero…
También estaría muy bien que la empresa encargada de su recogida y reciclaje hiciese su parte y recogiese los tapones cuando el contenedor está lleno, evitando que el vecino tenga que dejar bolsas con el fruto de su esfuerzo desenroscador a los pies de la “o”.
Esto es como aquel chiste -me dice Abelardo- donde el pregonero, trompetilla en mano, proclama: “Se hace saber que se va a instalar otro buzón de Correos en la plaza Mayor porque el del año pasado ya está lleno”.
Y te ríes, porque es un chiste, pero lo de los tapones acumulados demuestra, una vez más, que los políticos primero se hacen la foto y luego zanjan o taponan el tema, olvidando el mantenimiento.
Rodrigo V.
