A pesar de las buenas intenciones, sobreproteger a los hijos puede tener consecuencias negativas en su desarrollo. Según expertos en psicología y educación, los padres que evitan cualquier dificultad o frustración a sus hijos pueden estar limitando su crecimiento y autonomía.
El término «padres quitanieves», acuñado por el profesor David McCullough, describe a aquellos progenitores que intentan eliminar cualquier obstáculo en el camino de sus hijos, impidiéndoles así la oportunidad de aprender y crecer a través del ensayo y error.
Para Enric Soler, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la sobreprotección equivale a incapacitar a los niños, impidiéndoles desarrollar habilidades fundamentales como la gestión emocional, la creatividad y la resolución de problemas.
Por su parte, la psicopedagoga Sylvie Pérez destaca que la sobreprotección puede generar inseguridad e intolerancia a la frustración en los niños, así como dependencia de la ayuda externa para resolver problemas.
Además, los padres sobreprotectores también pueden experimentar consecuencias negativas, como la pérdida de tiempo y energía al intentar controlarlo todo, así como la falta de atención a otras áreas de su vida, como la relación de pareja.
Ante esta situación, los expertos sugieren promover la autonomía de los hijos, enseñarles a gestionar problemas y darse tiempo para descansar como padres, evitando así la sobreprotección y fomentando un desarrollo saludable en los niños.