ESPECIAL SEMANA SANTA DE MEDINA DEL CAMPO
Entrevista a Carmen Gutiérrez, presidenta de la Misericordia y Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medina del Campo
¿Cómo se introdujo en la Semana Santa de Medina del Campo?
De mi comienzo hace ya 37 años, allá por 1988, cuando se permitió que la mujer se incorporase a la Semana Santa como cofrade, porque hasta entonces la mujer no podía ser cofrade. Mis antecedentes podrían remontarse a mi hermano, que era cofrade desde los diez añitos. En mi casa lo vivíamos muy intensamente, yendo a los triduos, a las procesiones y oficios. Desde entonces tuve devoción por el Nazareno, así que, en cuanto pude, no lo dudé ni un minuto.
¿Qué papel desempeña como presidente de su Cofradía?
Me costó un poco decidirme porque se mezclaba la responsabilidad y el miedo de afrontar todo lo que me venía. Yo llevaba ya con Alberto Pariente, que era el presidente, formación equipo con él en la Junta Directiva más de diez años. Entonces, el trabajo interno ya te lo conoces. Pero es verdad que es un orgullo llegar a ser presidenta de la cofradía que más quieres, y la primera mujer en hacerlo. Tuve claro desde el principio que el trabajo no depende del presidente o presidenta, más bien del equipo con el que te juntes. Yo, afortunadamente, estoy acompañada de «mis chicas», que así las llamo porque los cinco primeros cargos somos mujeres. Pasó de presidencia por parte de hombres a ser prácticamente femenina. Presidenta sí, es un cargo; pero el trabajo es en equipo y en común.
¿Cuál es el día más emotivo de su Semana Santa y por qué?
Desde el montaje de los pasos, quedarte mirando al Nazareno o Cristo de la Paz, cada momento vivido es emotivo. Para muchos Nazarenos, el momento más emotivo se vive en la Procesión del Encuentro. No me refiero al acto en sí de procesionar, hago alusión a ese encuentro como tal entre la virgen y su hijo a las puertas de la Colegiata de San Antolín.
¿Qué simboliza para usted la Semana Santa de Medina del Campo?
Sobre todo la Fe, la creencia en Dios y Jesucristo. Simboliza hermandad, también. Es un acto muy de familia, porque al final llevamos muchos años los cofrades trabajando. Tenemos una relación estrecha, especial y de mucho cariño. Siempre hay con unos que eres más amigo que otros, pero el afecto y cariño es en general. Simboliza días de mucho trasiego, de no parar, de quitarte horas de sueño y tu familia, y por supuesto de ocio. Antes era una semana o dos, ahora estamos trabajando prácticamente todo el año en la Semana Santa. A eso hay que sumar emotividad de cada oficio y cada acto. Aunque acabes agotada, los sentimientos son siempre bonitos. Es algo en lo que crees y por lo que siempre vas a luchar.
¿Cómo está preparando su cofradía el Encuentro Nacional de Cofradías de Septiembre?
Normalmente estás todo el año haciendo cosas y gestionando muchos actos. Este año, con más motivo por este Encuentro. Cada cofradía tendremos nuestra participación después de haberse creado grupos de trabajo. Yo estoy además en el voluntariado y en el grupo de juventud. Al final, siempre estás para todo y en todo. Siempre echaré una mano en lo que pueda hacer falta. Por ejemplo, sí puedo decirte que las bandas de cada cofradía están ensayando para el certamen que va a haber y la concentración de bandas. A nivel de cofradías tenemos un cometido pero al final vamos todos a una. En cuanto pase Semana Santa ya nos convocará la Junta de Semana Santa para concretar lo que se va a hacer. La Semana Santa de Medina del Campo repercute en toda la economía y sociedad de la localidad. Así, al menos, lo veo yo.
¿Qué mensaje trasladaría a los hermanos cofrades y devotos de la Villa de las Ferias, relacionado con el disfrutar del recogimiento de la Semana Santa en Medina del Campo?
Que todos los cofrades, que somos muchísimos, participáramos en todo. Tanto en procesiones como en oficios, triduos y novenas. Que no se limiten solo a salir en la procesión determinada. A nivel de preparación de pasos y todo lo que se requiera, que se involucren, que luego si quieren no estar en una y quieren verlo desde fuera, lo hagan. Puede disfrutarse desde dentro y desde fuera, admirando las tallas tan espectaculares que tenemos. Hay que disfrutar. No es una fiesta como la patronal de San Antolín. Son fiestas de otro sentido, pero sí se viven de la manera en que cada celebración requiere. Ah, por supuesto… solo me queda una petición: que no llueva.
