En Medina del Campo, la Semana Santa, de Pascua o de Pasión no solo la viven los cofrades con sus capirotes, sus cirios y sus Cristos procesionales. Hay barrios que se suman a la celebración armando cristos y montando cirios multitudinarios con policía incluida, que acompaña a ciertos “cofrades” en improvisada procesión hasta el cuartelillo.
Mientras tanto, en otro barrio, comienza un calvario de varios meses en los que los autobuses tendrán que cambiar su parada habitual de San Agustín por otra justo al lado de la puerta de un colegio, lo cual obliga a cambiar la procesión de coches de los papás y mamás a la calle Doña Leonor para sustituir la de la calle Madre Cándida por autobuses. Ya ves, así evoluciona la Semana Pascual. Y a propósito de Pascual, Luis Manuel se quejaba de dichas obras por la posible improvisación, dadas las fechas de inicio, a lo que Del Barrio, más pío y devoto, contestaba que tenían todos los papeles en regla y que iban a plantar más de 16 árboles, quizás intentando remedar aquel Getsemaní bíblico. Pero el que más entiende de montes y jardines tal vez no sea Borja sino David Alonso, al que una plaza con 16 árboles le parece poco y ha preparado una excursión para plantar centenares de árboles frutales en un antiguo vertedero “convirtiendo el enclave en un jardín para mariposas”. Qué bonito, qué bucólico, qué recuerdos me trae de cuando yo era joven y una de las tonterías que hacían algunos coetáneos era ir a ese vertedero a matar ratas con la escopeta de perdigones.
Afortunadamente ahora somos un poco más civilizados y sobre aquellos restos de basura y ratas podremos disfrutar de futuras frutas deliciosas mientras contemplamos, extasiados, las majestuosas evoluciones de miles de coloridas mariposas, mientras los más pequeños, sin carabina pero con una red, corretean intentando capturar alguna para llevársela a casa, pincharla con un alfiler y añadirla al corcho de la pared donde exhiben su variada colección de lepidópteros.
Rodrigo V.
