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domingo, abril 28, 2024

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Al Margen: Un pincho y una palomita

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Al Margen

– Qué bonito eso de soltar palomas el Día de la Paz con la plaza Mayor llena de niños.
– Sí, precioso, cojonudo. Como si hubiera pocas en Medina. Me cago yo en las puñeteras palomas igual que se cagan ellas en mi tejado y en mi terraza.
– ¿Tantas hay?
– Miles y miles.
– ¿Mensajeras?
– Qué coño mensajeras. Si fuera así estarían controladas y viajando a otros lugares, pero están todas aquí encima.
– Lo decía por el chiste aquel, para que contestaras “no te exagero nada”.
– Sí, claro. Tú te partes de risa porque no las tienes que sufrir, pero yo ya no sé que hacer para que se vayan. Hasta he puesto unos pinchos en el tejado.
– Entonces es normal que se llene. Quedan aquí para tomar el aperitivo.
– Vete a cagar, anda. He puesto pinchos para que no se posen, pero son muy listas y los doblan.
– Eso ya no me lo creo. No me digas que vienen con unos alicates en el pico.
– Claro que no, pero se posan al lado del pincho y lo empujan poco a poco hasta que lo doblan.
– Joder con las palomitas.
– Sí, majo. Parecen inofensivas y muy simpáticas pero son peligrosas. En la calle Maldonado y otros muchos sitios tuvieron que tapiar un edificio abandonado porque estaba lleno de palomas, que producen muchos excrementos y eso luego es un foco de ratas y malos olores. Así que menos bromitas y cuenta en tu columna que hay una plaga de palomas en el centro de Medina.
– Ahora sí que exageras. Yo no veo tantas por ahí. Ni que fuera esto la Plaza del Pilar de Zaragoza o la de San Marcos en Venecia.
– Porque están en los tejados y tú no te fijas, pero hay una plaga, igual que la de estorninos en el Paseo de Versalles y los árboles del ambulatorio.

Rodrigo V. 

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