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lunes, abril 29, 2024

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El Museo de las Ferias expone un plano del Gran Balneario en el que se aprecia la Ermita de Nuestra Señora de Las Salinas

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Se trata de un dibujo a tinta y aguada de colores sobre papel encerado, correspondiente a la Colección Casa Belloso y depositado en el Museo de las Ferias 

Paula de la Fuente-. El Museo de las Ferias de Medina del Campo ha dado paso, esta misma semana, a la presentación de la primera ‘Obra Destacada’ de este 2024. Un dibujo a tinta y aguada de colores sobre papel encerado, perteneciente a la Colección de la Casa Belloso, que a su vez está depositada en el Museo de las Ferias. Dentro de los aspectos más llamativos de esta pieza, que se podrá visitar a lo largo de enero y febrero, se halla la presencia de un enclave único: la Ermita de Nuestra Señora de Las Salinas.

Entre la documentación depositada por los hijos de Francisco Lorenzo Belloso, descendientes a su vez de los antiguos propietarios del Balneario de Las Salinas, se halla justamente este plano  general de los terrenos y edificaciones que había en dicho establecimiento antes de la construcción de 1912 del «Gran Hotel». De hecho, el plano fue elaborado a escala por el perito Casimiro Pérez, según se puede observar en el ángulo inferior derecho de esta pieza expositiva.

Realmente, se trata de un documento desconocido hasta ahora, «en él aparece ya consolidado el primer balneario inaugurado en 1893, tras haber logrado su declaración de utilidad pública a instancias de su promotor, el senador Manuel Ortiz de Pinado, en marzo de aquel año, quien había comprado los terrenos y manantiales de aquellos parajes», explica, tras su exhaustivo estudio, el director de la Fundación Museo de las Ferias, Antonio Sánchez del Barrio.

De hecho, esa adquisición vendría incentivada no únicamente por la obtención de sal -práctica común en este enclave desde tiempos medievales- también para aprovecharse de los efectos curativos de las aguas clorurado-sódicas-sulfurosas y bromo-yoduradas, así como de las ‘aguas madres’, que son las que quedan una vez cristalizada la sal.

«Vemos en el plano dónde están situadas las hospederías de -entonces- primera clase, con sus retretes anexos; y la segunda de la segunda, llamada ‘Villa Alegre», menciona el director. Asimismo, entre los aspectos llamativos que configuran esta Obra Destacada, también se encuentran las construcciones auxiliares, embalses de aguas, yacimientos de aguas minerales; norias de elevación de aguas, las balsas para obtención de la sal, el depósito y la caldera; la cochera y el guarnés, el cuarto de máquinas y la fragua; los depósitos altos en forma de cono, los bajos; y el circular construido en cemento armado, los pozos artesianos y el lavadero.

Igualmente, se reseñan unos extensos jardines con paseos radiales; una amplia área de pinares, praderas y viveros. A pesar de el transcurrir del tiempo, el acceso al balneario desde la carretera se realizaba por un camino principal que es el que ha pervivido hasta nuestros días. «Todas estas construcciones auxiliares e instalaciones mencionadas son las mismas que hemos visto en multitud de fotografías, sobre todo en formato de tarjetas postales, publicadas por Honorio Román, Alfredo Velasco y otros editores», relata Antonio Sánchez del Barrio. Son justamente estas investigaciones las que permiten corroborar al director de la Fundación la coincidencia del perímetro de la parcela representada, con la superficie del conjunto que ha llegado a la actualidad, delimitada por los mismos caminos y senderos.

Ermita de Nuestra Señora de Las Salinas

A lo largo de la presentación de esta ‘Obra Destacada’, Antonio Sánchez del Barrio señaló un punto exacto en el plano, que llamaba poderosamente la atención. Así, gracias a estos trazos se cincelaba en papel la existencia de la popular Emita de Nuestra Señora de Las Salinas: «Hay una consolidación que parece existir en la zona meridional de la parcela, con el camino principal de entrada como lindero norte, en la que la hospedería ‘Villa Alegre’, con planta en forma de ‘L’, tiene en su frente una extensa zona ajardinada y, en la zona posterior, una pradera con la Ermita de Nuestra Señora de las Salinas, de orígenes medievales y por entonces quizá remozada, y con una cochera y un guarnés -lugar donde se guardaban las sillas y guarniciones de los caballos- formando todo, en su conjunto, lo que pudo ser el ‘establecimiento embrionario’ que tendría una primera ampliación cuando se inaugurara la hospedería de primera con sus construcciones auxiliares, creemos que en 1893».

Posible ampliación

El terreno situado al norte del camino principal, da la sensación de ser «una gran ampliación posterior». Ésta vendría motivada por el aprovechamiento del gran yacimiento de aguas minerales, dotado de noria, y «del llamado depósito de cemento armado, de planta circular y en la parte delantera, lindando con la carretera hacia Medina, un enorme jardín con paseos radiales que nacen de un pozo artesiano».

Con este escenario, asiente Sánchez del Barrio, lo «más sorprendente» es que este gran acuífero, situado al norte de los conjuntos construidos, «se encuentra precisamente junto al espacio en el que, en 1912, se levantará el ‘Gran Hotel’. El edificio residencial más importante del balneario construido a instancias de la recién creada ‘Sociedad Anónima Aguas y Balneario de Medina del Campo’, bajo la presidencia de don Francisco Belloso y de los consejeros Callejo -secretario-, Pimentel, Gavilán y Plaza», corrobora Sánchez del Barrio.

Más información en la edición semanal de La Voz de Medina y Comarca

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