Al margen- Ranas a punto de hervir

Vosotros no os dais cuenta, pero así empezó la cosa en mi país y mira ahora como está. El vuestro lleva el mismo camino. Os calientan el agua poco a poco y acabaréis como ranas hervidas, sin fuerzas para saltar.
Eso lo decía un venezolano que tuvo que emigrar a España con el exprópiese de Chávez.
Pero aquí eso no va a pasar, te dicen los que nadan en aguas templaditas. Los que, ajenos a las vicisitudes de otras charcas, culpan del aumento de un par de grados en su charca al cambio climático o a la derecha fascista y creen que todo se arreglará con coches eléctricos y evitando que ganen los fachas.
Es una pena. Cuando quieran darse cuenta ya tendrán las patas inservibles para saltar y solo valdrán para ser rebozadas y servidas a sus gobernantes, que seguirán engordando como cerdos gracias a las ancas de sus votantes y de todos los demás, que no podremos hacer nada porque nos habrán cocido en la misma charca.
Los tejemanejes para conseguir esta última investidura son tan descarados como los del mendigo que pide ostras, caviar y champán en un restaurante de lujo. Él sabe que no va a pagar, igual que el presidente. La diferencia es que el dueño del restaurante puede negarse a servirle y echarle de su local. Con el presidente lo tenemos más complicado porque, una vez que es consciente de lo fácil que resulta someter a los ciudadanos, transgredir la ley e incluso eliminar los delitos que él y sus acólitos cometen, ya no tendremos muchas posibilidades de revertir la situación y tendremos que acostrumbrarnos a situaciones como el “exprópiese” que aquí nunca iban a suceder. Aunque quizás se “autoexpropien” algunas empresas y se vayan a otros países donde la ley siga siendo la ley.
De momento, celebremos el próximo día 6 de diciembre antes de que la Constitución del 78 deje de ser el marco normativo que nos ha proporcionado tantos años de bienestar.