Redacción.-
Castilla y León, conocida por su belleza natural y entornos rurales, se encuentra inmersa en una crisis de contaminación por ozono que afecta a toda su población, según revela el informe anual de Ecologistas en Acción. Los recurrentes episodios de calor registrados durante la primavera y el verano de 2023 han elevado significativamente los niveles de ozono en la región, marcando un nuevo récord en su historial de calidad del aire.
El informe estatal de Ecologistas en Acción, basado en datos recopilados entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2023 en casi 500 estaciones de monitoreo en todo el país, incluyendo 30 ubicadas en Castilla y León, revela hallazgos alarmantes:
- El ozono, un contaminante complejo generado por la combinación de precursores emitidos por fuentes como el transporte, las centrales termoeléctricas, la industria y la ganadería intensiva, ha afectado a la totalidad de la población y el territorio castellano y leonés durante el año 2023.
- Los niveles de ozono han experimentado un aumento durante el año debido a una primavera y un verano más cálidos de lo habitual, con múltiples episodios de calor entre abril y septiembre, así como cuatro olas de calor en julio y agosto.
- Según los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aire contaminado por ozono ha afectado a toda la población y territorio de Castilla y León en 2023.
- Aunque no se ha identificado ninguna población expuesta a niveles superiores a los objetivos legales vigentes para la protección de la salud, la situación es crítica en el Valle del Tiétar y Alberche, donde el 1.3% de la población ha superado el nuevo objetivo legal propuesto para 2030 por la Comisión Europea.
- A pesar de una disminución en la frecuencia de las superaciones de los estándares de la OMS y los objetivos legales en comparación con años anteriores, las áreas metropolitanas de Burgos y Valladolid, El Bierzo y el Valle del Tiétar y Alberche han experimentado un empeoramiento en la calidad del aire.
El cambio climático se presenta como un factor determinante en la agravación de la contaminación por ozono, exacerbado por el aumento de la radiación solar, el alargamiento del verano y la disminución de las precipitaciones.
Además, la contaminación por ozono se convierte en un problema de salud pública, causando anualmente alrededor de 2,500 muertes en España, afectando a niños, ancianos, mujeres embarazadas y personas con enfermedades cardiorrespiratorias. Durante el verano de 2023, se identificaron 270 muertes en Castilla y León relacionadas con las altas temperaturas.
El coste económico y laboral de la contaminación por ozono es significativo, ascendiendo a 5,000 millones de euros en 2013, lo que equivale al 0.33% del PIB español.
A pesar de esta crisis, la información proporcionada por las autoridades locales no se ajusta a la gravedad del problema, y las estaciones de medición de Valladolid y la Junta de Castilla y León no cumplen los estándares de medición de ozono, según el CSIC.
Ecologistas en Acción insta a las administraciones a tomar medidas efectivas para reducir la contaminación por ozono, incluyendo la disminución del tráfico, la promoción de la eficiencia energética y la transición hacia energías renovables. Además, hace un llamado a las ciudades de más de 50,000 habitantes en la región a establecer zonas de bajas emisiones para mejorar la calidad del aire y combatir el cambio climático.
En última instancia, la organización enfatiza la necesidad de que las administraciones actúen con urgencia, señalando las sentencias judiciales que condenan a los Gobiernos de Castilla y León y España por la falta de planes efectivos para abordar este grave problema ambiental.
