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viernes, mayo 3, 2024

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El año hidrológico concluye en la cuenca del Duero con embalses al 31,7% de su capacidad

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Redacción.-

El año hidrológico en la cuenca del Duero llega a su cierre este sábado, 30 de septiembre, con los embalses bajo la gestión de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) registrando un nivel del 31,7% de su capacidad total. Aunque esta cifra muestra una mejora en comparación con el año anterior, que se encontraba en un 28,9%, aún se sitúa ocho puntos porcentuales por debajo de la media de la última década, que es del 39,6%.

Este año ha sido testigo de condiciones climáticas extremadamente variables, con mínimos históricos en las aportaciones a la mayoría de los embalses durante los meses de abril y mayo. Especialmente, los sistemas Pisuerga y Arlanzón, junto con el Águeda, no alcanzaron el 80% de las aportaciones medias en el primer semestre del año, lo que generó preocupación en los primeros meses de la campaña.

Sin embargo, las condiciones climáticas se volvieron más favorables en junio y septiembre, reduciendo la demanda de agua para riego y permitiendo que los embalses alcancen niveles de reserva superiores a las expectativas. A pesar de esto, persistieron limitaciones en el sistema Pisuerga – Bajo Duero durante toda la campaña.

A excepción de estas limitaciones, la campaña de riego en la cuenca se desarrolló de manera satisfactoria, cumpliendo con los volúmenes de embalse establecidos como mínimos por la Comisión de Desembalse.

La climatología favorable de finales de verano, aunque no ha aumentado las reservas en los embalses como es típico en esta época del año, ha reducido drásticamente la necesidad de aportaciones desde los mismos. Esto genera optimismo para el inicio del nuevo año hidrológico, aunque se mantiene una vigilancia constante sobre la evolución climática en los próximos meses.

En cuanto a los embalses por sistemas, el embalse de Villameca concluye el año hidrológico con un 20,6% de reservas, un incremento de 14 puntos en comparación con el año pasado, preparándose para el año 2023-2024. El embalse de Barrios de Luna también presenta una situación mejorada con el doble de reservas en comparación con el año anterior.

Por otro lado, los embalses del sistema Esla (Riaño y Porma) continúan con niveles de reserva inferiores a los habituales, repitiendo esta situación por segundo año consecutivo. El sistema Carrión y el sistema Pisuerga finalizan el año con el 20,8% y el 15% de sus reservas, respectivamente, gracias a las precipitaciones de septiembre. El embalse de Cuerda del Pozo muestra mejoría en comparación con el año pasado, aunque aún sufre los efectos de la sequía.

El sistema Arlanza se encuentra en una situación peor en comparación con el año anterior debido a la escasez de aportaciones en los últimos años. Los sistemas Riaza y Adaja finalizan el año con valores similares a los del año pasado, mientras que el sistema Tormes presenta una situación más favorable que la habitual. Los embalses del Águeda también muestran una situación más favorable.

Con la conclusión oficial de la campaña de riego, el Organismo considerará la autorización de riegos esporádicos en octubre en aquellos sistemas donde las dotaciones estimadas de referencia no se han alcanzado y donde la situación hidrológica lo permita.

Respecto a la sequía meteorológica, el año hidrológico 2022/2023 comenzó en una situación comprometida, pero las lluvias de diciembre y enero normalizaron la situación. Sin embargo, a partir de mayo, la superficie en situación de sequía prolongada creció hasta alcanzar un 90% en julio de 2023.

En cuanto a la escasez, aproximadamente el 40% de la cuenca finaliza el año en situación de alerta o emergencia, principalmente en las UTEs centrales de Carrión, Pisuerga y Bajo Duero, lo que resultó en restricciones de uso del agua en estas áreas.

En resumen, el año hidrológico en la cuenca del Duero cierra con niveles de embalses ligeramente mejores que el año anterior, pero aún por debajo de la media de la última década, reflejando la continua preocupación por la sequía y la necesidad de monitorear de cerca las condiciones climáticas venideras.

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