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domingo, abril 28, 2024

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El Museo de las Ferias muestra las voces de los antepasados medinenses a través de una exposición que entremezcla fotografía y prensa

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  • La obra destacada convive con «Luces impresas y letras de molde. Fotografía histórica y prensa escrita en Medina del Campo 1854-1930» hasta el 10 de septiembre de 2023

Paula de la Fuente-. Medina del Campo, 1904. Han pasado 119 años desde que se tomó la imagen que se encuentra ante nuestros ojos y parece que ese transcurrir del tiempo no es más que una mera cifra. Un instante congelado en el que parece que cada mirada trata de hablarnos, casi un siglo después; voces que no son más que un reflejo de las raíces ancestrales de esta villa de Medina.

Y es que hasta el próximo 10 de septiembre de 2023, la Fundación Museo de las Ferias trasladará a la población la oportunidad de poder disfrutar de la exposición «Luces impresas y letras de molde. Fotografía histórica y prensa escrita en Medina del Campo 1854-1930». Pero, además, la Obra Destacada también se halla enmarcada en esta misma sala, al tratarse de una instantánea tomada por un fotógrafo anónimo en 1904.

Y justo ahí arrancaba el presente artículo, en el que ya advertimos al lector que debe aproximarse hasta el Museo para comprobar, de primera mano, la más popular historia de esta villa a través de estas exquisitas imágenes.

Pues bien, esta captura que protagoniza la Obra Destacada 210 es originariamente una imagen estereoscópica, como bien ha explicado el director de la Fundación Museo de las Ferias, Antonio Sánchez del Barrio. Es cierto que de su autoría no hay noticias constatadas, pero su propietaria, la profesora María Antonia Fernández del Hoyo, cree que puede corresponder a alguno de sus tíos abuelos de la familia de los Fernández Arias, aficionados a la fotografía.

En una escala de grises, la imagen proyecta una especie de reunión, en gran medida de gente joven, atraída por la música que emite un gramófono manejado por una mujer que se halla encaramada a un pequeño entarimado en el centro de la plaza. «Los rostros de los individuos muestran la fascinación ante los nuevos inventos del cambio de siglo, aquí tanto el gramófono como la propia cámara fotográfica, incomprensibles para quienes apenas han traspasado los límites de su localidad de origen», señala Sánchez del Barrio.

De hecho, gracias a la prensa local del momento se conoce la llegada a la Villa de las Ferias de una especie de artilugio similar al fonógrafo Edison. ‘El Castellano’ del 29 de marzo de 1896 habla de ello de tal forma: «Ayer fue presentado por primera vez en esta villa el mencionado aparato por su propietario D. Manuel Arias Granche en el salón que ocupa el Colegio de Santa Teresa, situado en la calle de la Rúa núm.7… Posee un magnífico repertorio de canto por Massini, Estagno y Tamango e infinidad de canciones populares, poesías de Balar y otros autores, recitadas por los mismos, así como piezas musicales ejecutadas por célebres instrumentistas…».

Particularmente relacionado con esa imagen, el director de la Fundación Museo de las Ferias considera la posibilidad de que la convocatoria fuera de carácter gratuito y, muy probablemente, una atracción festiva en tiempos de feria. Un claro detalle que vendría a corroborar esa capacidad sonora que tiene la imagen; esa posibilidad de transmitir las voces de los antepasados de la leal Villa de Medina.

A los rostros y maneras de celebrar y manifestarse culturalmente también hay que añadir otro detalle que es capaz de transmitir esta Obra Destacada 210. Si uno se fija en los edificios que se yerguen tras los medinenses, pueden apreciarse varias diferencias entre ellos. Así, se observan fachadas más modestas, que vendrían a corresponder a las viviendas de «parcelación gótica» que cumplen con las directrices de las ‘Ordenanzas del Fuego’ de 1520 -tras la Quema de Medina en el marco de la Guerra de las Comunidades-. Sin embargo, hay dos edificios que alteran la altura y composición homogénea predominante. Se trata de un conjunto de viviendas que, en aquel año de 1904, se estaban construyendo bajo las directrices del palentino Modesto Coloma Palenzuela.

¿Quién sería el propietario de estas viviendas que llamaban tanto la atención entonces? Pues bien, no era otro que Mariano Fernández de la Devesa, que fue dos veces alcalde de Medina del Campo. Lo curioso de este edificio es que incluye miradores en sus flancos, algo que hasta el momento no estaba permitido en la Plaza Mayor de la Hispanidad. En esta senda, Sánchez del Barrio relata cómo la casa que cierra el conjunto por la derecha es la construida por el maestro de obras Ricardo Cuadrillero Medina en 1890, para el sacerdote Isidoro Sanz Méndez.

Luces impresas y letras de molde

La Obra Destacada convive a su vez con la exposición «Luces impresas y letras de molde», en la que también se hace un viaje por la historia de los semanarios locales de las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, al igual que de hojas de feria de lo más interesantes. Así, la visita permite gozar de la presencia de las primeras ediciones de «El Medinense», «El Castellano», «Seminario Medinense» o «Sarabria», entre otros […]

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