Redacción.-
La Ley General de Telecomunicaciones, promulgada a través de la Ley 11/2022, de 28 de junio, trae consigo nuevas medidas destinadas a poner fin a las llamadas comerciales no deseadas, conocidas por todos como el temido spam telefónico, que tanto molesta a la gran mayoría de usuarios. Salvo consentimiento expreso por parte del consumidor.
El artículo 66 de esta ley se centra en el derecho a la protección de datos personales y la privacidad en relación con las comunicaciones no solicitadas, los datos de tráfico y localización, así como las guías de abonados. Sin embargo, la gran incógnita es si estas normas serán cumplidas o si muchas empresas encontrarán alguna brecha para continuar con sus llamadas. Nos encontramos en la cuenta atrás para acabar con el spam telefónico.
De acuerdo con el artículo 66.1.b de la Ley General de Telecomunicaciones, las llamadas con fines comerciales solo podrán realizarse cuando exista una solicitud o consentimiento previo por parte del consumidor, en concordancia con otras normativas recientes.
Este cambio supone una novedad significativa, ya que hasta ahora los usuarios tenían derecho a oponerse al tratamiento de sus datos personales y a solicitar el fin de las comunicaciones no deseadas a través de la conocida Lista Robinson. Sin embargo, esto no evitaba que las temidas llamadas de spam telefónico se llevaran a cabo. Pero todo eso cambiará a partir del 30 de junio, cuando entre en vigor esta nueva normativa.
Las empresas ya no podrán seguir bombardeándote con llamadas invasivas. El consentimiento para recibir estas llamadas deberá ser expreso e inequívoco por parte del consumidor, lo cual obliga a las empresas de telemarketing a revisar sus prácticas y adaptarse a los nuevos requerimientos legales.
Hasta el momento, la mayoría de las llamadas comerciales, a menudo difíciles de identificar, eran realizadas por operadores de telefonía, siendo este sector responsable de casi la mitad del spam telefónico, seguido por las compañías energéticas con un 30%, y las entidades financieras. Ahora, todas estas empresas deberán buscar otros métodos menos invasivos para convencer a sus potenciales clientes.
Es hora de decirle adiós a las llamadas no deseadas y dar la bienvenida a una mayor protección de nuestra privacidad y tranquilidad. Sin embargo, solo el tiempo dirá si las empresas cumplirán con estas nuevas reglas o si encontrarán formas de evadirlas. La lucha contra el spam telefónico está en marcha y depende de todos nosotros estar alerta y denunciar cualquier infracción.
