Por una nueva calle Simón Ruiz apareció la charanga Cucu Band, acompañada de un sinfín de peñistas que, desde el recinto de peñas ubicado en la explanada del cuartel Marqués de la Ensenada, hicieron desfile de alegría y ambiente hasta una Plaza Mayor de la Hispanidad abarrotada.
Y es que así, y tras dos años de pandemia en la que, en el 2020 fue un operario municipal quien cambió la bandera y en 2021 una integrante de Copelín un día ajeno al 1 de septiembre, en estas Ferias y Fiestas por fin la normalidad ha vuelto. Lo ha hecho de la mano de las ‘Kodamas’, abanderadas que en la cúspide de la torre vieron cómo su compañera, Raquel Pisador, subió una fina escalinata para desplegar las ‘nuevas galas’ de la imponente Colegiata.
El gentío esperaba con ganas la llegada de las 12.00 horas, escuchando el tradicional discurso del alcalde en sus momentos previos. Así, tras las declaraciones de un Guzmán Gómez emocionado y que vivía de primera mano los “¡Viva San Antolín!” emitido, las jóvenes han empezado a animar a su compañera en esta sentimental tarea que cada 1 de septiembre desarrolla una agrupación integrante de Copelín.
Una bandera que, de hecho, permanecerá en la cúspide durante los próximos 365 días.
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¿Ah, pero no habían empezado ya las fiestas?
Desastres de colocación
Pero eso es desde hace muchos años. Un año hata tuvo que subir dos personas porque la primera no atinanba a colocar la banderita.
La verdad, es que es una ceremonia de inauguración de fiestas tediosa, arritmica y carente de cualquier emoción. Bueno, a no ser que la emoción sea ver como todavía en 2022 se sigue colocando una bandera en lo alto del campanario de la Iglesia como se hacía hace 60 años como muestra de respaldo y seguimiento del Movimiento Nacional y en nacionalcatolicismo.
Madre mía! No padecerán de vértigo o miedo a las alturas estás chicas.
No se puede hacer peor
Entiendo que antes reforzaron la estructura de la colegiala para soportar el sobrepeso de la Pisador