En un acontecimiento lleno de emoción, los residentes de Tordesillas disfrutaron el sábado de la vigésima edición del «Día de la Reina», desafiando las predicciones de lluvia. Esta conmemoración anual, iniciada hace dos décadas por el Centro de Iniciativas Turísticas de Tordesillas, tuvo como estrellas a Raquel Fernández Mata y la pequeña Aitana Bazán Charro, quienes recrearon el crucial momento en que Juana I de Castilla y su hija Catalina de Austria ingresaron a la villa en 1509.
La comitiva real, encabezada por las protagonistas, y acompañada por la figura de Fernando el Católico, recorrió las calles de la localidad. Custodiados por los monteros de Espinosa, los monjes que transportaban el cuerpo de Felipe el Hermoso, damas de compañía y el personal de palacio, iluminaron su camino con antorchas, reviviendo el evento histórico que marcó la vida de la hija de los Reyes Católicos en la localidad vallisoletana. El recorrido se inició desde la entrada de la ciudad del Tratado, generando gran expectación en la Plaza Mayor, donde los vecinos se congregaron en los balcones para no perderse ni un instante.
Alrededor de las 20.30 horas, Hernando de Tovar, capitán de los monteros de Espinosa, ordenó la apertura de las puertas de la villa, permitiendo la entrada de la reina. La comitiva regresó triunfante a la Plaza Mayor, momento en el cual Fernando el Católico intentó persuadir a su hija para que permaneciera en Tordesillas. Finalmente, en el Palacio Real, Juana rememoró sus experiencias más dolorosas y accedió sola al recinto, donde permanecería encerrada durante casi medio siglo.
