La tecnología se convierte en arma de hostigamiento, reemplazando el aislamiento físico por el digital y ambiental.
Con la proliferación del teletrabajo, el acoso laboral ha adoptado nuevas formas en el entorno digital. Conductas hostiles como la falta de ocupación efectiva, tareas inútiles o la incomunicación con terceros se han trasladado al ámbito virtual, constituyendo lo que se conoce como ciberacoso laboral.
Expertos señalan que el aislamiento físico se sustituye por el digital y ambiental, donde la tecnología se convierte en un vehículo para perpetuar conductas intimidatorias, hostiles o humillantes. Desde ignorar al trabajador en reuniones virtuales hasta sacarlo de grupos de trabajo en aplicaciones como WhatsApp, el ciberacoso laboral tiene diversas manifestaciones que pueden provocar graves consecuencias para la salud mental de la víctima.
Según destacan expertos en derecho laboral, el ciberacoso laboral deja rastros digitales que pueden ser utilizados como pruebas en casos de denuncia ante la Inspección de Trabajo o en instancias judiciales. Por ello, se recomienda a las víctimas conservar evidencias de estas conductas y buscar apoyo legal y psicológico.
Además, las empresas tienen la responsabilidad de implementar protocolos contra el acoso laboral, incluyendo el ciberacoso, y evaluar los riesgos psicosociales asociados al teletrabajo. Las tecnologías de la información y la comunicación pueden ser aliadas en la difusión de protocolos internos y en el fomento de un ambiente laboral saludable y respetuoso.
El acoso laboral, ya sea presencial o en entornos digitales, tiene graves implicaciones para la salud y el bienestar de los trabajadores. Es fundamental tomar medidas para prevenir y combatir este tipo de comportamientos en el ámbito laboral, promoviendo entornos de trabajo seguros y respetuosos para todos.
