Huele a antiguo y rancio. Es un hombre el que cede “el mando” por un día, es un hombre el que quiere el protagonismo en el día de esas mujeres y finalmente es el hombre el que decide quién va a ser la guardesa. La actuación condescendiente del alcalde con las mujeres sigue fomentando esos machismos tan denostados en nuestra sociedad.
y ya no solo es que huela a rancio «lo del mando» que se ceda por un día, es que hasta se lo creen.
Exacto. Una fiesta en la que se perpetúa el rol de que las mujeres siempre que logramos algo, es porque algún hombre nos da permiso, nos deja o nos cede “su” espacio un ratito. Es triste, además, que las mujeres nos prestemos a este juego. Por mucha tradición que haya, a esta fiesta tendrían que darle otro sentido y que fuese más reivindicación y protesta que tantos ramos de flores y besitos.
Huele a antiguo y rancio. Es un hombre el que cede “el mando” por un día, es un hombre el que quiere el protagonismo en el día de esas mujeres y finalmente es el hombre el que decide quién va a ser la guardesa. La actuación condescendiente del alcalde con las mujeres sigue fomentando esos machismos tan denostados en nuestra sociedad.
y ya no solo es que huela a rancio «lo del mando» que se ceda por un día, es que hasta se lo creen.
Exacto. Una fiesta en la que se perpetúa el rol de que las mujeres siempre que logramos algo, es porque algún hombre nos da permiso, nos deja o nos cede “su” espacio un ratito. Es triste, además, que las mujeres nos prestemos a este juego. Por mucha tradición que haya, a esta fiesta tendrían que darle otro sentido y que fuese más reivindicación y protesta que tantos ramos de flores y besitos.