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martes, mayo 14, 2024

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Cartas: La lección de recordar para volver a vivir

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Cartas

La lección de recordar para volver a vivir
A Mariano García Pásaro

 

No pongo en duda la sabiduría que radica en el refranero castellano, o incluso en las Sagradas Escrituras; aunque en este caso en particular, he de decir que quedan completamente al margen de mis pensamientos. Aquella lección antiquísima del «no te fíes ni de tu padre», carece de valor. Conocí a Mariano hace algún que otro tiempo. O, más bien se podría decir, Mariano me conoció a mí tempranamente-por aquello de la edad y el respeto-. No había siquiera nacido cuando ya tuvo conocimiento de mi existencia y, precisamente por ese vínculo paternal, podría decir que comencé a apreciarlo desde entonces.

A lo largo de todos estos años, ha sido precisamente mi padre quien me ha ido descubriendo su figura. El rostro de un humanista puro y duro, del que brota un manantial incalculable de sapiencia. Su aire bohemio radia el espíritu de un hombre virtuoso, cuya humildad y sencillez hacen de él la percha sobre la que se estira una personalidad extraordinaria.

Justo este 6 de febrero, sopla una vela más. Añade así otro año de experiencias a compartir con los demás, pues cualquier espacio convierte rápidamente en ágora apta para narrar las más bellas crónicas de su vida. Crónicas, sí. Como aquellas a cargo de la pluma de su padre que sirvieron para orientar y cultivar el intelecto de los medinenses que, ávidos de conocer lo que ocurría en tiempos pretéritos, leían incansablemente sus historias.

García Pásaro es uno de esos medinenses de pro, presidente de honor, además, de la asociación taurina que ha enarbolado la cultura taurómaca popular de la primera suerte del toreo con el nombre de Medina del Campo, es decir, «Los Cortes». Mariano es una de esas personas que mima la raíz que bendice a esta tierra medinense. Una voz que siempre recuerda los últimos años de la Plaza Mayor de la Hispanidad como Coso Taurino; o aquellos relatos de su padre, Mariano García Sánchez, haciendo referencias al brote de Cólera de 1893. La epidemia puso en juego la presencia de los toros por las calles y, sin embargo, y a través de un telegrama en agosto del mismo año -y más concretamente en el funeral de don Toribio Zaera- los medinenses tuvieron luz verde para este festejo.

Las historias de García Pásaro brotan como la melodía de sus recuerdos, composiciones de la antigua Banda de Música de Casimiro; capeas viendo a «Rufo el Barbas» o «El Moreno de La Seca»; cómo no, en su anecdotario siempre hay referencias al ilustre «Paquillo», componente, al compás, de este maravilloso semanario.

Es además, uno de los rapsodas que configura la coordinación de las Tertulias Literarias en Tierras de Isabel la Católica, junto a Alfonso Hernández y José María Lara. Allá por los 80, configuró la primera «Feria Comarcal del Libro», donde también hubo un importante hueco para la cultura popular y el folklore castellano.

Podría leerle horas. Y lo hago siempre que es posible, pues verle aparecer por redacción es una inmensa alegría. Cabello blanco y visera tostada. Voz impetuosa y grave. Aquí llega Mariano.

Buenos días (Dice Mariano al entrar en La Voz de Medina y Comarca). He estado escribiendo una cosita.

Cada relato es una sorpresa y, con cariño, siempre se lo digo. «No olvides una cosa, Paula. Recordar siempre es volver a vivir», me comenta. Y, realmente, así es. Mariano vuelve a vivir con cada poema, con cada escrito, con cada suspiro incluso.

Por todas estas cuestiones, y muchas más, te deseo un felicísimo cumpleaños, con el egoísta anhelo de que, por muchos años más, sigas haciéndonos disfrutar con esas geniales vivencias escritas a cargo de tu máquina de escribir. Esa que, entre bromas, me cuentas que proviene del «Pleistoceno».

Con mi máxima admiración, 

P. De la Fuente.

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