Editorial
En Rusia la polémica está servida y no vayan a pensar que es por los derechos humanos y todo aquello de la invasión de Ucrania -¡no!-. ¿Por qué va a pensar la población en eso, pudiendo dar rienda suelta a la preocupación por los derechos animales?
Por ponerles en situación: En las proximidades de la ciudad de Kirov, una de las integrantes del cuerpo técnico de un vagón de tren, se topó con la queja de varios viajeros. Éstos lamentaron que un gato se hubiera colado en el habitáculo, deambulando de un lado a otro. Lo cierto es que nadie sabía muy bien cómo había conseguido llegar a este medio de transporte. Ante esta situación, y siguiendo una serie de reglas conductuales exigidas para desempeñar esta labor, la mujer optó por coger al gato, abrir la puerta del tren y dejarlo en tierra. ¿El problema? El gato era de una viajera…
El lío está servido, pues resulta que ya van registradas más de 200.000 firmas con el objetivo de que se abra una investigación tanto a la empresa como a la trabajadora, ante una conducta considerada para muchos de ‘excesiva’. De hecho, cuando la propietaria del gato dio la voz de alarma, decenas de personas decidieron de motu proprio lazarse a buscar al animal, con temperaturas inferiores a los -30ºC. Y aquí se lía más la madeja, teniendo en cuenta que el gatito fue hallado muerto a causa del ataque de otros animales, así como por las frías temperaturas.
‘Twix’, así se llamaba el felino, ha enternecido a un pueblo entero, incluso muchos medios locales de la zona adelantan que a ciertos diputados pro-Putin han lamentado esta situación, solicitando también explicaciones de la acción tanto a empresa como a trabajadora en cuestión.
Que la historia es trágica, no cabe duda. Y más para la propietaria del animal -que a su vez tenía la obligación de portar a su gatito en las condiciones de seguridad oportunas, teniendo cerrado su trasportín-. Que la reacción es excesiva, es evidente. Pero que la incongruencia humana va primando cada vez más notoriamente, no cabe duda.
No importan las vidas humanas que se están quedando en la estacada como consecuencia de una horrible invasión que ha derivado en guerra. Ni siquiera importan sus ciudadanos, los que están en primera línea. Lo que importa ahora es reunir las firmas suficientes que consigan echar a una trabajadora de su puesto de trabajo. Y, lo más irritante, es que la población deja embaucarse por este juego de trileros, mirando hacia a un lado, preocupándose por un lindo gatito.
La incongruencia humana viaja en un vagón con un gato escapado, mientras la lógica se despide al otro lado del tren.
Artículo firmado por el cronista taurino de Medina neohitleriano de vox?
Todos los seres vivos tienen derechos y merecen respeto y su abuso merece difusión Dedícate a denunciar el asfaltado del pueblo hijo mío que harás algo útil para los medinenses