Editorial
A lo largo del pregón de la Navidad celebrado esta misma semana, se hizo uso de la publicación de «El Expreso Polar», un libro infantil de Chris Van Allsburg, como hilo conductor de la velada. Así, al comienzo de la misma, se garantizó haber encontrado en la Estación de Tren de Medina del Campo un gran cascabel que, a juzgar por la consulta de los expertos, pertenecía al trineo tripulado por Papá Noel. Después de todo, y con el más que emotivo pregón a cargo de Dionisio Zurdo y la excelente melodía que brotó de la Coral Infantil y la Orquesta de Cuerda, fue el propio Ayuntamiento el que se sumó a la magia, alertando a los presentes que las autoridades del Polo Norte habían contactado con las de la villa, garantizándolas que eran dos los cascabeles perdidos en esta villa. Por sorpresa, un pequeño tintineo se dejó escuchar entre el público, ante el asombro de todos los allí presentes.
Y es que dicen que, por suerte, o por desgracia, solo aquellas personas que creen en la magia de la Navidad pueden escuchar su sonido. No sé cómo, pero me dio la sensación de que todo el auditorio fue capaz de hacerlo. ¿No creen que Medina del Campo está absolutamente preparada para dar paso a la Navidad?, ¿que está ilusionada?, ¿que está realmente impregnada de magia?
Apenas quedan unos días para sentarnos junto a los nuestros, mirar el brillo de sus ojos y sentir que somos las personas más afortunadas del mundo. Ver cómo vuelve ese tradicional brindis y sentir fortuna al contar con el calor de un abrazo de un amigo, hermano, una tía, un primo, un padre, una madre, unos abuelos…
Es tiempo de escuchar la máquina de vapor del Expreso Polar; la nieve derritiéndose en su techo; las voces del revisor al grito de ‘pasajeros al tren’, pero también las carcajadas de los pequeños de la casa al descubrir tras el papel de regalo su ansiada petición; la emoción de unos padres viendo cantar a sus pequeños en el coro del colegio; escucho incluso esa pequeña vibración de las miles de bombillas que iluminan las calles de Medina del Campo, y con ellas nuestros corazones.
Llega la hora de compartir nuestro tiempo y de establecer una conexión que traspasa lo terrenal. Sí, son días de echar mucho de menos, pero también de sentir muy presente el refugio de quienes, desgraciadamente, no pueden sentarse en la mesa a cenar, a reír, a cantar y a bailar.
La Navidad, al fin y al cabo, es un popurrí de emociones a flor de piel; de cielos estrellados con mágicas estrellas que indican el camino a sus Majestades los Reyes; de muñecas, balones, bicicletas, videojuegos y, algo también relevante: baterías. Pero baterías inagotables; baterías que nada tienen que ver con las pilas ni conexiones a la red. Esa batería que solo se recarga con magia. La batería del amor de un abuelo a su nieto; la batería de un marido a su mujer; la batería que nos mueve cada día, pero sobre todo Navidad: la del amor a los demás.
Que la magia de la Navidad siempre camine a nuestro lado.
Siempre será el amor, la reunión, el abrazo, la carga que rellene la batería de nuestras vidas.
¡La Voz de Medina y Comarca les desea Feliz Navidad!
