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lunes, abril 29, 2024

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Y a ti, ¿quién te enseñó a emocionarte cada 1 de septiembre?

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Editorial – Especial Ferias y Fiestas de San Antolín 

Ni butacas, ni sillas. No hacen falta. El regazo en la familia es el mejor asiento para sentarse plácidamente a escuchar las mejores historias. Aunque es verdad que uno va entrando en años y pasa de sentarse en las rodillas de sus abuelos o padres a ser el que mece a esos pequeños seres que parecen haber nacido con la mirada iluminada. Y justo ahora que ha llegado el momento de hablar de hazañas, memorias o crónicas santantolineras -pues las fechas así lo requieren- a uno se le viene al recuerdo aquel regazo que le enseñó a amar las Ferias y Fiestas de San Antolín y a esta Medina del Campo.

Son precisamente los medinenses los encargados de celebrar al año dos especies de ‘Nochevieja’. La de diciembre, por supuesto; pero una inigualable que tiene tanta magia o más que la anterior: la del 31 de agosto. Noche angustiosa cargada de meigas en la que parecen no pasar las horas por el reloj. Relámpagos que se cuelan en nuestro estómago; nubes de recuerdos que rompen en nuestra cabeza como imágenes de los mejores momentos de nuestras vidas; rayos de luz de nuestros ancestros, que en herencia nos trasladaron lo inmaterial de nuestras más puras raíces, lo intangible de amar a una identidad: nuestra cultura popular.

Apenas quedan unos días para vivir a cámara lenta el ascenso de la persona que desplegará la bandera este año en la torre de la Colegiata de San Antolín; el olor a pólvora tras la explosión de las doce bombas de mortero; el dolor en los labios de sonreír en las reuniones con nuestros seres queridos… cuenta atrás para entonar nuestras voces y cantar al unísono la jota de ‘Los Novillos’. Son días de algodón dulce, manzana caramelizada y almendra garrapiñada. Días de colocarse orgullosamente un pañuelo blanco al cuello y un traje de peña. También fechas de silencio al vislumbrar los fuegos artificiales en el embudo y llevar contigo una chaquetita vaquera, ‘por si acaso refresca’.

Momentos marcados por la incansable espera en las talanqueras. De colocarte los auriculares y no perder ni un instante de la retransmisión de los encierros a través de Onda Medina Castilla y León. Ay… los encierros. La joya de la corona.

Tradición, raíces, esencia, cultura. Sueños de mozos y toreros. Noches de desvelos y mañanas de carreras y capeas. Un cohete alumbra el cielo para anunciar con su luz la salida de la manada. Un cerrojo oxidado que capta la atención de quienes aman a esta tierra. Carreras de los astados que vieron ya los de antaño. Tradiciones labradas por sus manos y cuyo testigo hoy cuidamos. Los encierros, ¡ay… los encierros!

Sentimientos que navegan al ritmo de las orquestas y magníficas charangas. Que se alimentan de verbenas entre visita y visita a las peñas. Emociones que brotan en cada paseo a la Feria, en cada concierto o vermú.

Cada uno elige su particular momento en el que deja fluir sus adentros. Y eso, justamente eso, lo consiguen las Ferias y Fiestas de San Antolín. Que nadie lo intente. Es imposible evitarlo. Desde el 1 de septiembre vivimos en un estado de emoción indescriptible.
No hay duda, nos explicaron y contaron lo que eran nuestras fiestas, siempre sentándonos en su regazo, y ese vínculo siempre será irrompible, estén en el cielo o en la tierra…

Y a ti, ¿quién te enseñó a emocionarte cada 1 de septiembre?

9 COMENTARIOS

  1. Pase todos los Sanantolies de mi infancia fuera. Llendo a la playa, a la montaña, excursiones culturales, partido de fútbol, ver las regatas, juegos con mis primos. El primero que passé fue con 15 años, por motivos familiares; y de hecho, ni siquiera estuve el día 1. Tengo buen recuerdo de ir al al concierto de Ska-P, y poco más. A los encierros fui a uno y ví que aquello era algo que no tenía sentido ni para ir, ni mucho menos para repetir. Un petardeo como poco. Debiamos ser muy raros porque los amigos con los que estuve en ese Sanatolín procuran que no tengan que quedarse por esas fechas en Medina, o directamente no viven en Medina, y tampoco se acercan en esos días, prefieren venir en otras fechas.

    • Tu tienes de medinense, lo que yo de indio fumanchu.

    • Todo el mundo es libre de expresarse como crea conveniente, el comentario tuyo pertenece al 0,01 % de la población de medina, a lo mejor te va más y te animas más jugando al corro de las patatas o a la semana.

      • ¿20 personas?, Qué poca estima tienes a tu pueblo, entonces? Igual a alguno mas, solo hay que ver cuantos aprovechan para pasar las vacaciones fuera de aquí.
        Aunque es lo de menos, ya no vivo en Medina (aunque estuve empadronado algunos años más) Tampoco nací en CyL.

  2. Mi primer San Antolín fue de la mano de mi abuelo, el bullicio era tal y la emoción tan grande ver como se subían a poner la bandera de España en lo alto del campanario, tras lo cual había una explosión de alboroto y algarabía por parte de todos los allí congregados y luego ponernos el pañuelo que nos compraban bordado en la Campana. Recuerdo las peñas y su recorrido con las mojadas, con sus trajes coloridos con chaleco y pantalones más típicos de payasos que de fiestas, los encierros locos y divertidos con las tararéalas, yo con mis primos en el todoterreno familiar, sus desayunos y almuerzos donde mi madre y mis tías preparaban con esmero ( y con un poco de competitividad) las ricas tortillas de patata, torreznos y embutido, el pan blanco de Ribon o las roscas de Maeso, eran tiempos felices de grandes conciertos en la plaza, de fuegos artificiales resguardados en los soportales de la plaza, de subir a “los moros” y la feria en busca de la tan preciada muñeca chochona y mil y una baratija. Subir a los ponis, al tren de la bruja, la barca, … que San Antolines aquellos tan familiares y divertidos.

  3. El día 1 de septiembre es el día de la LA LAGRIMA.
    O no eres de Medina

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