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lunes, abril 29, 2024

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El yacimiento arqueológico del Abrigo de San Lázaro en Segovia avanza con su quinta campaña de excavaciones en julio

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Redacción.- El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, José Luis Sanz Merino, y el alcalde de Segovia, José Mazarías, han visitado en la mañana de hoy las excavaciones que se están realizando en el yacimiento arqueológico del Abrigo de San Lázaro, conocida oquedad rocosa en las inmediaciones de la alameda de la Fuencisla, en la margen derecha del río Eresma en la capital. Han participado en la visita la concejala de Turismo, May Escobar, y el concejal de Cultura, Juan Carlos Monroy; y por parte de la Junta de Castilla y León, la jefa del Servicio Territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Ruth Llorente, y el arqueólogo territorial, Luciano Municio.

Este yacimiento está vinculado con el del Abrigo del Molino, muy cercano y de similares características físicas, aunque el de San Lázaro con más potencial arqueológico. Se trata de un conjunto significativo por constituir una de las referencias más importantes en la arqueología reciente para estudiar la presencia y actividad en la península ibérica de las últimas comunidades neandertales antes de su extinción como especie.

El equipo de trabajo del proyecto de investigación en el Abrigo de San Lázaro, liderado por David Álvarez, doctor en Prehistoria; María de Andrés, licenciada en Prehistoria; y Andrés Díez, doctor en Ciencias Geológicas, comenzó las excavaciones arqueológicas en este enclave en el año 2018 y cada año desde entonces han continuado trabajando sucesivas campañas, salvo durante 2020. La Junta de Castilla y León colabora con el equipo proporcionando el alojamiento en la Escuela de Formación Agraria a los participantes en la excavación durante las tres semanas de esta campaña, que comenzó el pasado 3 de julio.

El Abrigo de San Lázaro es un yacimiento en cueva de reducidas/medianas dimensiones, con un contenido arqueológico depositado en cuatro niveles claramente relacionados con la actividad de grupos humanos correspondientes al tipo del hombre de Neandertal.

En él se está documentando una relativa abundancia de puntas y piezas líticas correspondientes a las tipologías más características del periodo Musteriense, en el Paleolítico Medio. Su ocupación se ha fechado mediante sistemas de datación absoluta, en torno a 40.000 – 43.000 años de antigüedad.

Es característica de la industria lítica de este yacimiento la técnica ‘levallois’ de talla, un modo de trabajar la piedra que permitía a los neandertales prefigurar la pieza que pretendían elaborar a partir de un núcleo original y que dio lugar a una suerte de producción seriada de artefactos con características muy determinadas.

La existencia de esta especie de ‘área refugio’ de los últimos neandertales en el territorio segoviano se ha explicado por la abundancia de recursos naturales presentes en el valle del Eresma, que facilitarían la subsistencia de los grupos neandertales que lo habitaron, tanto en lo que se refiere a fuentes de alimentación, como en cuanto a la disponibilidad en este entorno de las distintas materias primas necesarias para la elaboración del utillaje de piedra utilizado por los neandertales.

‘Primeros Pobladores de Segovia’

El descubrimiento en 2012 del importante enclave prehistórico del Abrigo del Molino puso de manifiesto la existencia en el territorio de la ciudad de Segovia de ocupaciones neandertales con una antigüedad de 41.000 a 45.000 años. Las campañas de investigación llevadas a cabo desde 2013 han sido claves para definir las características singulares del yacimiento.

El proyecto de investigación que se inició tras su descubrimiento fue bautizado como ‘Primeros Pobladores de Segovia’. En él se integró primero la excavación del Abrigo del Molino para continuar ahora con la investigación del Abrigo de San Lázaro.

El yacimiento supone la primera evidencia de ocupación por parte de grupos neandertales entre el Duero y el Sistema Central. Del mismo modo, supuso retrasar las primeras evidencias del poblamiento humano en el entorno de lo que posteriormente sería la ciudad de Segovia, convirtiéndose en la primera ciudad española Patrimonio de la Humanidad con un yacimiento de estas características en su entorno urbano.

Los trabajos llevados a cabo en el entorno del valle del Eresma han contribuido hasta la fecha a poner de manifiesto la existencia de una rica ocupación humana durante el Pleistoceno superior en el entorno de la ciudad de Segovia.

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