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lunes, abril 29, 2024

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Dos guardias civiles y tres militares: nuevos hallazgos de la represión en la fosa vallisoletana del Carmen

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  • Los fusilamientos pasaron por armas a estos agentes que se mantuvieron «fieles a la legalidad»
  • El presidente de la ARMH de Valladolid, Julio del Olmo, garantiza que en Medina del Campo nunca se tuvo ningún problema con nadie durante las labores de exhumación en ‘Los Alfredos’

Paula de la Fuente-. En los márgenes de los libros de la Historia de España, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid continúa escribiendo aquellos capítulos que, en la propia intrahistoria unamuniana, se antojan esenciales para comprender el último periodo bélico que vivió la nación. Así, y con renglones bien rectos marcados por sus duras labores, la asociación que lidera Julio del Olmo sigue arrojando luz sobre la Guerra Civil y su represión a lo largo y ancho de la provincia. Si el pasado 2022 cerraban un ciclo en la Villa de las Ferias con la finalización de las exhumaciones en el entorno de la Bodega-Casa de Los Alfredos, en ese mismo año dieron comienzo a la apertura de una nueva fosa en el cementerio vallisoletano del Carmen del que, a día de hoy, hay novedades.

En esta nueva campaña de excavaciones que dio comienzo hace un año, Julio del Olmo garantiza que fue una «suerte» dar con el paradero de las denominadas fosa 6 y 7. En ellas, las fuerzas sublevadas arrojaron, mayormente, a personas que fueron fusiladas tras juicios sumarios; algo que las hacía diferenciarse de otras halladas previamente, en las que se encontraron a personas asesinadas extrajudicialmente que habían sido amontonadas en estos espacios.

En el caso referido a las fosas citadas, Julio del Olmo explica que, periódicamente, al día se iba fusilando de manera paulatina a un indeterminado número de personas. «Se iban fusilando y se iban introduciendo posteriormente en la fosa, después se le echaba encima cal, luego tierra y, si a las dos o tres semanas eran fusilados otros, se les iba colocando al lado», narra. Así, la propia naturaleza de los asesinatos determinó las dimensiones de las fosas, que se programaron con las medidas de 6-7 metros de largo y 2.30 de ancho.

En ningún lugar estaba escrito que fueran las fosas 6 y 7 las halladas por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid, pero sí encontraron ciertos elementos que les permitieron confirmar tal cosa: la aparición de los cadáveres de dos guardias civiles y tres militares que «se mantuvieron firmes a la legalidad y que fueron fusilados por las fuerzas sublevadas; les hemos encontrado en el punto esperado».

Las fuerzas sublevadas asesinaron a dos guardias civiles y tres militares

Explica el presidente de la ARMH de Valladolid que fue relativamente fácil identificar a los restos encontrados, puesto que ambos cuerpos vestían el uniforme de la Guardia Civil, conservando «en mejor o peor estado» sus insignias y sus botones. El primero en ser encontrado fue Salvador Lapuente, que fue capturado durante la toma de Bilbao. Julio del Olmo relata que, en ese momento, ejercía como sargento del ejército, «algo habitual en los guardias civiles ante la falta de mandos en el ejército español». Éste fue condenado a muerte en Valladolid al no haber mostrado su intención de sumarse a los sublevados y haber participado de forma activa en defensa de la democracia. Se le fusiló el 9 de mayo de 1938 y enterrado en la fosa común 7.

A Lapuente se le encontró en la parte alta de la fosa, al saber que fue de los últimos fusilados. Pero la ARMH de Valladolid sabía que otro guardia civil tenía que ubicarse en ese mismo enclave. Y así fue como se dio con el paradero de Martín Sevillano Soblechero, cabo perteneciente a la Comandancia de Guadalajara. En este caso, Sevillano fue capturado junto a otros siete guardias civiles en acción de guerra en un frente, y condenado a muerte por no haberse sumado a las fuerzas sublevadas y luchar contra ellos. Fue ejecutado el 1 de marzo de 1937. No obstante, del Olmo cerciora que no se ha encontrado su juicio entre los realizados en Valladolid, por lo que se desconoce la razón de su traslado a este enclave. «Seguramente tenga que ver que fue capturado por fuerzas sublevadas de esta región militar«, cuenta el presidente.

Dos soldados y un cabo asesinados por un complot

Tirando del hilo, la ARMH de Valladolid también era conocedora de que, junto a Soblechero se tenía que encontrar el cuerpo de tres militares y, nuevamente, así fue. Estas tres personas corresponden a dos soldados y un cabo del arma de Artillería. Fueron fusilados junto a trece personas más el 25 de febrero por formar parte de la organización de un complot. Habían sido justamente detenidos el día 21 del mismo mes.

En particular, asevera el presidente de la ARMH de Valladolid, la muerte de estas personas está directamente relacionada con la estrategia de guerra de los militares sublevados. «Utilizaban la represión como un arma de guerra y cada vez que había un revés en el frente o se producía un bombardeo sobre Valladolid, se busca un argumento para asesinar a un grupo más o menos numerosos de personas. De esa manera, se mantiene la tensión del miedo y el terror entre la población. Sobre todo, en el primer año de guerra, cuando todavía no estaba para nada definida, con el fin de que la población no se rebele o mantenga las esperanzas».

En relación a Medina del Campo […]

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