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sábado, mayo 4, 2024

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Nos volvemos a ver en el autobús

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Redacción.-

Parece que, en los próximos días, los españoles volverán a verse las caras en su camino al trabajo, o en su trayecto a la universidad, o simplemente con el compañero de al lado en el autobús. Por fin, después de tres años, el próximo martes día 7 las mascarillas dejarán de ser obligatorias en el transporte público en nuestro país. Una medida aclamada en las calles desde hace varios meses, y que ha llegado ‘como agua de mayo’, pero en un mes de febrero.

Desde finales de enero, Sanidad ya estudiaba tomar esta medida, pero los expertos pedían «esperar unas semanas más» debido al pico de contagios sucedidos tras la temporada navideña. Eso sí, a quien hay que dar la enohrabuena es a Fernando Simón que, por una vez, no se ha equivocado en una predicción. Mientras los epidemiólogos pedían retrasar la eliminación de las mismas en el transporte público, la semana pasada, el director del Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias, señalaba que el fin de las mascarillas se realizaría «un plazo muy corto de tiempo, no se si será la semana que viene o la siguiente». Y, efectivamente, así ha sido; sin confusiones. Algo que no logró al inicio de la pandemia asegurando que «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado», y a día de hoy se acerca casi a los catroce millones de positivos.

Pero, volviendo al tema de las mascarillas en el transporte público, se trata de una decisión que muchos países tomaron ya tiempo atrás. En diciembre de 2022, España era el único país de la Unión Europea en el cual seguía siendo obligatoria. Pero es que, ya a principios del año pasado, había muchos países que no regulaban su uso en el transporte público, como Italia, Austria, Hungría o Polonia.

¿Realmente es efectiva la mascarilla en el transporte público si en el resto de instalaciones, o en el exterior, no es necesario? Desde que estas dejaron de usarse de manera habitual, su empleo principal – evitar contagios- ha quedado en segundo plano, y han pasado a ser un accesorio para poder montar en un autobús. Durante meses se han utilizado para disfrazar la nada, simplemente para que los usuarios muestren al conductor que la llevan puesta y poder llegar a su destino.

Desde el punto de vista científico, el uso de mascarillas en el transporte público tiene una evidencia muy baja, por no decir nula; las cifras lo demuestran. Teniendo en cuenta que España es el último país en tomar esta medida, deberíamos tener una tasa muy baja de contagios. Sin embargo, nuestro país encabeza el escalafón de positivos por coronavirus.

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