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viernes, abril 26, 2024

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Dos años esperando este momento: ¡Viva San Antolín!

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Editorial

Con el corazón partido, y con unas teclas que no cesaban en su ímpetu por acabar con un año nefasto, el pasado 2021 esta editorial acababa diciendo que, desgraciadamente, no volveríamos a dormir en las talanqueras en aquellas ‘Ferias y Fiestas’ casi inexistentes.

Pero, como diría aquel, no hay mal que dure cien años… Por fin, desde el bien pasado 2019, Medina del Campo vuelve a tomar contacto con su ‘tradicional’ programación, en la que los conciertos, festejos populares, el contacto y los encierros y capeas, vuelven a copar el día a día de toda la población. A diferencia de las numerosas restricciones del 2021.

Y es que dormir en las talanqueras va mucho más allá que el mero hecho de trasnochar con motivo de una jornada de fiesta. Dormir en las talanqueras, para cualquier medinense, es vivir la madrugada del 31 de agosto con constantes desvelos, promovidos todos ellos por el ansia y las ganas de volver a tomar contacto con aquellos amigos que quizá hace años no vieras, o incluso los ves todos los días, pero sabes que su humor será completamente otro justo al día siguiente.

Dormir en las talanqueras es planchar el pañuelo de las fiestas bien prontito el día 1 de septiembre, perfumando toda la casa al vapor que sale de este tipo de electrodomésticos.
Dormir en las talanqueras es llorar a lágrima viva cada 1 de septiembre a las doce de la mañana, viendo cómo los gritos, el color, la emoción y los “¡Viva San Antolín!” se hacen los protagonistas. Porque, a pesar de que hay muchas personas que físicamente pueblan la plaza durante dicha jornada, más son las que, desde el palco de los cielos, nos arropan y animan a hacer pervivir nuestras tradiciones.

Dormir en las talanqueras es, sin duda, disfrutar como si volviera uno a ser un niño, viendo la comparsa de Gigantes y Cabezudos. Sus bailoteos, sus interpretaciones, su esfuerzo inconmensurable por seguir el ritmo de la dulzaina. Comparsa de personas de categoría que hacen velar por una de las más preciosas y dinámicas tradiciones con la que cuenta esta tierra.

Dormir en las talanqueras es algo que sí, se ha de reconocer, nos la inculcaron nuestros antepasados que, teniendo como máxima la fiesta de los toros, siempre han hecho que Medina del Campo desarrolle unos más que reconocidos encierros y posteriores capeas.
Porque, en definitiva, dormir en las talanqueras no es más que eso: nuestra más preciada tradición. La metáfora que nos eriza la piel y que ha hecho que permaneciera nuestra esperanza durante estos dos últimos años. Este es tan solo el pórtico de 8 días que, desde el 1 de septiembre, paralizan la agenda de cualquier medinense.

Si llevamos dos años esperando este momento, vivámoslo como nunca, aferrémonos como nunca a nuestro patrón, besémonos, abracémonos y gritemos todos juntos al unísono: ¡Viva San Antolín!

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