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miércoles, mayo 1, 2024

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Homenaje a las familias que rompió la represión y silenció un pozo ubicado en Medina del Campo

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[Parte 1]

La ARMH de Valladolid ha celebrado un acto en recuerdo a las hermanas modistas de Pozal de Gallinas y al padre e hijo asesinados y arrojados a «El Pozo» durante la Guerra Civil

P. De la Fuente-.  Sus manos estaban acostumbradas a coser; a rozar el tejido de materiales de diversa índole que servían para confeccionar todo tipo de prendas y ser de sobra conocidas por su labor de modistas. Respondían a los nombres de Cruz y Victoria, hasta verano de 1936. Misma fecha en la que sellaron su última conversación Francisco y Feliciano, instantes antes de ser arrojados al ya bautizado como «Pozo de los Horrores», radicado en el entorno de la Casa-Bodega de Los Alfredos. Estos nombres, correspondientes a cuatro vidas, fueron las primeras personas en ser asesinadas en este enclave cumbre en la represión, como prueban las labores de exhumación realizadas por la ARMH de Valladolid.

Y es precisamente esta institución, dirigida por Julio del Olmo, la que ha desarrollado un homenaje a las familias de estas víctimas, 86 años después de que ocurrieran tales hechos que fueron silenciados durante décadas. Ha sido el cementerio del Carmen, donde de hecho se yergue un monumento con los nombres de todos los represaliados -cerca de 93 pertenecientes al término de Medina del Campo- el lugar escogido para este íntimo acto, que pretende ser un «primer encuentro», ya que las familias tienen intención de realizar una próxima convocatoria, relata del Olmo.

Lo cierto es que, a pesar de que las cuatro primeras víctimas residieran en la zona, sus familiares se han desplazado desde Navarra, País Vasco y La Rioja, con el fin de «cerrar el círculo» con el hallazgo de los restos de sus parientes. «Sacamos las cajas del panteón para que tuvieran ese contacto físico con sus familiares fallecidos hace más de 80 años», explica el presidente de la ARMH de Valladolid, en relación al homenaje.

Un acto necesario, pero también «doloroso», al sentir que ha pasado demasiado tiempo, pues es la generación de los nietos, no los hijos, la que está consiguiendo dar con el paradero de sus parientes represaliados.

Un abrazo eterno y un metro de modista

«Tenían compromiso con la nueva Democracia» relata Julio del Olmo en relación a las dos hermanas de Pozal de Gallinas. Y es que Cruz y Victoria pertenecían a una familia especialmente represaliada. Tal es así que, justo dos días antes de ser asesinadas, habían asesinado a otro de sus hermanos”. Pero no queda ahí. Su padre, y otro hijo de éste, pasaron más de seis años en la cárcel, quedando ‘libre’ únicamente el pequeño de todos los hermanos. «La madre tuvo que soportar el dolor de tres hijos perdidos y un marido e hijo en la cárcel con la hambruna que supone».

Pero en los retales de esperanza a los que se aferra el ser humano, con el pasar de los años, y la descendencia del pequeño de los hermanos que no dudó en dar con el paradero de sus familiares, se entregó a la ARMH de Valladolid el metro con el que solían medir las modistas. «Este familiar nos contó cómo su padre cogía cada día ese metro y le daba un beso», relata del Olmo, aseverando que este objeto les permitió ir reforzando las costuras de la historia de vida de estas hermanas.

Pero, junto a ellas, y dentro de las cuatro primeras víctimas asesinadas y arrojadas al pozo en verano de 1936, también se encontraba un padre y un hijo: Francisco y Feliciano. Un hallazgo relevante, teniendo en cuenta que, el padre, ha sido el esqueleto con más heridas encontrado en esta ubicación, con un total de seis disparos en el cráneo (…)

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