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viernes, abril 26, 2024

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Evolución de la arquitectura industrial en Medina

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Colaboración

Este año dejo descansar los asuntos político-administrativos, que suelen ser de más gracia-desgracia. El próximo es probable que sea momento para vomitar las iras acumuladas, en lo que respecta a la industria, con el paso de los meses y ayudar a reflexionar en la campaña electoral que se avecina.

De vez en cuando es conveniente reflejar cuestiones actuales olvidando por un rato las penas del sector de la construcción industrial, y por eso me parece pertinente reflejar su evolución en nuestra localidad.

A finales del siglo XIX las industrias se alojaban en lugares que ahora nos parecen extraños, pero en su momento parece ser que era normal. Así, la fábrica de sacos de los Hijos de Leocadio Fernández se encontraba en el antiguo hospital de Barrientos, y de ello da testimonio la fotografía de Martí y Monsó que se acompaña. En 1902 hicieron una nueva nave en el paseo de Versalles, a dos aguas y con estructura de madera, como se puede ver, porque era el material más usual.

El primer edificio con estructura de hormigón y uso parcialmente industrial, puesto que se ubicaba en el semisótano, fue el de Industrias Junquera, en la Calle Bravo nº 10 que se hizo en 1934.

El desarrollo industrial fue mínimo hasta 1970. A partir de entonces comenzaron a realizarse naves industriales con cerchas de acero, utilizadas en las edificadas por Manuel Prieto Burón en la av. de la Constitución y en la calle que lleva su nombre. Eran unos edificios de pequeña luz, entre 10 y 15 m, con las paredes de ladrillo enfoscado, adosadas para así abaratar costes, con las cubiertas fibrocemento conocido como uralita en lenguaje vulgar y a dos aguas.

Poco después Constancio Núñez hizo numerosas naves en lo que son las calles Panaderos y Tejedores, también adosadas, con una luz de 15 m en general, y con fachadas de ladrillo cara vista.

A partir de 1980 aumentaron las luces, desde 20 hasta 30 m , ampliando las características, utilizándose pórticos metálicos e incluso se hicieron variantes de almas aligeradas en su estructura, consecuencia de la tendencia a aumentar el ancho de las naves y se empezaron a utilizar otros tipos diferentes a las tradicionales de dos aguas; se hicieron varias con los sistemas Añuri y Emot, con cubiertas similares a dientes de sierra que permiten más luz, siendo una constante la rapidez del montaje del que da idea la imagen de uno de ellos.

Las fachadas comenzaron a ser más vistosas, dentro de la austeridad castellana, e incluso se empezaron a hacer naves con las fachadas de diversos colores con ladrillos blancos en Dicle, azules en naves de la calle Labradores, o incluso negros en la calle Impresores.

Desde el año 2000 se dejó de utilizar el fibrocemento en las cubiertas debido a problemas medioambientales, y comenzó la utilización de los paneles sándwich, con chapa y aislamiento climático o acústico.

También aumentó la utilización de las estructuras de hormigón. La vistosidad ha ido aumentando, y se ven edificios con muros de cristal, siendo un ejemplo el de Crealia en la Carretera de La Seca.

En cerramientos es frecuente la utilización de bloques de termoarcilla, de mayor tamaño que el tradicional ladrillo, o paneles armados y con aislamiento de poliestireno.

Hay algunas naves con cubierta a cuatro aguas, como son las de Industrias Químicas Logar, que dan más realce a los edificios, e incluso curva como las de ABN.

En los últimos años se han hecho naves hasta de 56 m de luz, con pórticos metálicos.

En los edificios las instalaciones que más abundan son las eléctricas, en las que se ha variado el sistema de iluminación con equipos led, acorde con la evolución tecnológica, y con unas mejores protecciones que dan mayor seguridad y en definitiva vivimos una época que ha dejado atrás los numerosos incendios que hubo en las industrias. Otras instalaciones que hoy día son de obligado cumplimiento son las de incendios, que comprenden desde detectores de humos, alarmas, bocas de agua con mangueras hasta los tradicionales extintores.

La tendencia es realizar los edificios con soleras de hormigón pulido, a veces de color, estructuras metálicas o de hormigón, en edificios sin adosar a otros para evitar propagaciones de incendios y por las exigencias de retranqueos, con las cubiertas de paneles sandwich, a dos aguas pero con los frentes embellecidos y los cerramientos prefabricados con aislamiento. En función de las alturas, los anchos y los gustos los industriales de deciden por unos tipos u otros, teniendo cada uno sus ventajas e inconvenientes pues en cuanto a costes son similares.

Daniel Sanz Cid

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