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martes, abril 30, 2024

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Medina del Campo y su Semana de Pasión

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Editorial-. El viento sopla en las calles como si nada hubiera pasado. Un viento que, en años anteriores, habría barrido de un instante la feroz llama que prende las velas de los cofrades medinenses. Las calles no huelen a incienso y el latón de las grandes campanas no reverbera ante un acuciante silencio que caracteriza las procesiones medinenses. El denso pesar de las cadenas no roza con el pavimento y mucho menos se espera ver pies descalzos como símbolo de promesa.

Las pequeñas manos de los primeros cofrades no lucirán guantes de algodón ni sujetarán palmas durante el Domingo de Ramos. Los brillos de los hatos de procesionar no ejercerán su destello luciente, ni mucho menos se podrá observar una panorámica repleta de capirotes. El vuelo de las capas cubiertas de terciopelo se suspende hasta nuevo aviso y la banda sonora de cornetas y tambores se enmarca en un mutismo generalizado.
No hay más. Ni menos. La pandemia vuelve a castigar un año más a una de las tradiciones antiquísimas de la Villa. Cristo ha muerto y ha resucitado. Pero las calles no son el escenario en el que ésto se manifiesta. Más bien, el corazón de todos y cada uno de los cofrades. Y devotos, por supuesto.

Una cruz se ilumina en el imperante pico más alto de la Colegiata de San Antolín. Edificio que tantos hechos históricos ha visto pasar a su alrededor, y que tanto desequilibrio y desasosiego está viviendo en estos últimos meses.

No hay que olvidarse, sin ápice de duda, de quienes hacen posible que esto se lleve a cabo, que no es más que la propia gente del pueblo. Hay cargos y ‘carguillos’, pero ninguno tan importante como el de cada componente de cada cofradía de la Villa de las Ferias.
Así, y a pesar de no cubrir estas próximas páginas con la programación pertinente para la Semana de Pasión, La Voz de Medina y Comarca ha contado con la colaboración de ocho de las nueve cofradías que componen el mapa medinense.

Así, se podrá conocer los sentimientos que profesan desde diferentes perspectivas cofrades los componentes de las Angustias, Descendimiento, Oración del Huerto y de la Vera Cruz, Real Cofradía del Santo Sepulcro, Cristo en su Mayor Desamparo, El Calvario, Nuestra Madre Santísima de la Soledad y Virgen de la Alegría y Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna. Es de agradecer, sin duda, su colaboración con este semanal, que ha contactado con la totalidad de cofradías medinenses y la Junta de Semana Santa, esperando poder tener participación de todas ellas para próximas ediciones.

La pureza de la Semana Santa de Medina del Campo, declarada desde 2011 como Bien de Interés Turístico Internacional, sigue vigente durante este periplo tradicional. Sin embargo, las formas no son las mismas, a pesar de haber pasado ya 365 días desde el inicio de la pandemia.

Un excelente poeta medinense, Mariano García Pásaro, siempre suele decir que “recordar es volver a vivir”. Llevando a gala esta máxima, a la población medinense no le ‘queda otra’ que volver a recordar. Pensar en cómo, generación tras generación, fueron nuestros padres los que nos enseñaron en qué consistía cada acto litúrgico de Semana Santa. Aquellos que nos enseñaron a guardar silencio ante las espectaculares tallas de la Virgen de las Angustias y su desgarrador lamento; o ante el cruce de miradas de dolor en ‘El Lavatorio’; así como observar ese rudo cordón que aprieta y hiere a ‘Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna’; ante un ‘Jesús Nazareno’ con un manto púrpura cargando con el peso de la Cruz; silencio ante el dolor de una madre que pierde a su hijo en ‘El Descendimiento’; dolor que muestra ‘El Calvario’ con un cristo agonizante; respeto y silencio al ver pasar a Nuestra Madre Santísima de la Soledad con un rostro rojizo tras un mar de lágrimas; o bien ante ‘Cristo en su Mayor Desamparo’ siendo abrazado por la muerte en pleno camino de penumbra. Mismo respeto al ver al ‘Cristo Yacente’ cubierto con un capote de paseo. Mismo silencio con el ‘Santo Sepulcro’ y el importante significado que aglutina su talla.

Sí, recordar es volver a vivir. Y, en este momento de pandemia, ‘vivamos’ de esta manera para sentirnos como entonces.

 

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