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sábado, julio 27, 2024

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Un documento de 1956 y la mística de la oración entonada por el cuerpo de Correos y Telégrafos al portar a la Virgen de la Soledad en Medina del Campo

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A pesar de que este año la Procesión del Encuentro no pudo salir a las calles, la cofradía tenía prevista una oración que se remonta a, al menos, 1956

Paula de la Fuente


La Cofradía de la Soledad y Virgen de la Alegría de Medina del Campo lo tenía todo preparado. Poseyendo como ingredientes básicos la emoción, el fervor y el sentimiento tan característicos de la Semana Santa en la localidad, el pasado Viernes Santo iban a vivir una serie de modificaciones en la popular Procesión del Encuentro que pondrían de relieve a aquellos que les precedieron en la Fe. Pero no pudo ser. Las nubes no cesaron en su empeño y, cargadas de agua, imposibilitaron que la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Francisco Rincón, XVI) y Nuestra Madre Santísima de la Soledad (Anónimo XVI), se miraran a los ojos ante la presencia de centenares de devotos en la Plaza Mayor de la Hispanidad.

Tuvo que ser en el templo de la Colegiata de San Antolín donde se procedió a una solemne liturgia, dejando atrás los preparativos de todo un año, que consigo llevaban una serie de novedades. Modificaciones como la de portar a la imagen en andas, cambios en el recorrido; pero también la incorporación del cante de una saeta prevista en la calle Rafael Giraldo y una oración a quienes les precedieron en la Fe.

La Soledad y su vínculo con el Cuerpo de Correos y Telégrafos 

Si hay un cambio significativo que colmaba de ilusión a esta cofradía medinense, era la de entonar una oración por aquellos que precedieron a la institución en la Fe. Un homenaje a todas las personas y colectivos que, antes de la fundación de la cofradía en 1985, portaron en andas a Nuestra Madre Santísima de la Soledad. ¿El lugar escogido para pronunciar el rezo?, las puertas de la Oficina de Correos en la villa; ¿la razón?…

Tal y como se detalla en la documentación oficial de la Semana Santa de Medina del Campo, los primeros estatutos de esta formación cofrade se remontan, como se ha mencionado, a 1985. Fue entonces cuando se fundo la Cofradía de las «Damas de la Soledad», teniendo en cuenta que todas las cofrades, en ese momento inicial, eran mujeres. El nacimiento de esta nueva institución viene motivada por el deseo de éstas de acompañar en procesión a ‘La Soledad’ que, hasta entonces, participaba en la «Procesión General del Santo Entierro» del Viernes Santo, acompañada por miembros del Cuerpo de Correos y Telégrafos de la Villa.

Noticia publicada en La Voz de Medina el 22 de abril de 1962

Teniendo en cuenta que esos primitivos cofrades formaban parte de esta institución gremial, la Cofradía actual tuvo en consideración tomar como punto de referencia la puerta de la oficina de Correos medinense. Aunque habrá que esperar a años venideros para ser testigos de la mencionada oración, su hermano mayor presidente, José María Magro, ha relatado a este medio de comunicación las referencias tomadas para celebrar tal liturgia. En este sentido, la plegaria se remontaría a, al menos, el año 1956, pues de ese año data el documento que lo atestigua. «Se trata de una oración que hacían los integrantes de Correos antes de portar a la imagen en andas», confirma Magro. Esa originaria invocación venía a decir lo siguiente:

«Madre de Dios y Madre nuestra, Santísima Virgen de la Soledad. Somos nosotros los que te hemos abandonado, seducidos por el señuelo de tantas falsas atracciones que sirven de hechizo a la humanidad enloquecida en pos del triunfo y la ambición. Te pedimos, Señora, que salgamos del desierto de la indiferencia y participemos en tu más fiel cortejo en la escolta permanente que alivie tu soledad. 

Escucha, Madre, nuestra súplica. Acuérdate de los que nos precedieron en la Fe, cofrades de la Quinta Angustia, juristas de nuestra villa y funcionarios de Correos. Cuida de ellos con tu amor maternal. Que tu soledad, Madre, sea la esperanza de nuestra alegría». 

La publicación colectiva «Semana Santa en Medina del Campo», de M. Arias, José Ignacio Hernández y Antonio Sánchez del Barrio, aporta una nutrida exposición sobre la historia de devoción de la Soledad. «Su colocación en el lugar de Presidencia del retablo de la Epístola de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias, es una clara muestra de la importancia que siempre tuvo para la Archicofradía. Junto con la titular y el Nazareno, componen en la cabecera las tres advocaciones fundamentales en el desarrollo del culto».

Además, Nuestra Madre Santísima de la Soledad cumpliría «puntualmente» con todas las características de las esculturas denominadas «de bastidor o candelero», al ir cubierta con ropajes y ser sus brazos articulados para facilitar la disposición de las prendas. «El tronco se inserta en un bastidor que llega hasta el suelo, formando la base una pieza de madera donde se le sujeta en andas. Los complementos del vestido, pelo natural, corona, rostrillo y joyas, terminan en la mayor parte de los casos por dejar en un segundo plano la importancia de la labor de la talla», reza la publicación.

Los investigadores remontan hasta mediados del siglo XVI la fecha de datación donde adquirió una gran importancia la representación de la virgen con toca y vistiendo de riguroso luto tras la muerte de Cristo. Aunque «tradicionalmente, se viene afirmando que el punto de partida de la iconografía actual se encuentra en la famosa escultura que la Reina Isabel de Borbón encargó a Gaspar Becerra, en 1565, para el convento de los Mínimos de la Victoria de Madrid. Era también imagen para vestir, aunque se diferenciaba de la de Medina por ofrecer a la Virgen de rodillas con la mirada dirigida hacia el suelo. La gran devoción que adquirió la iconografía daría lugar, por los mismos años, a la creación del modelo de pie. Así lo atestigua la utilización de esta variante en otras poblaciones hacia el 1570», relata la publicación mencionada.

Con este escenario, los autores de «Semana Santa en Medina del Campo» inclinan su pensamiento a considerar que, «bajo los repintes que hoy aparecen, puede encontrarse la original de la Archicofradía de las Angustias, que se crea en fechas próximas a 1567, con la Soledad como segunda advocación».

Tras todos estos siglos, la Soledad y todos sus fieles siguen tejiendo una historia que contarán a todos aquellos a los que les seguirán en la Fe, sin olvidarse nunca de quienes les precedieron en la misma.

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