En Castilla y León, durante la reciente Semana Santa, el saldo siniestral ha dejado un trágico resultado: cinco personas perdieron la vida en cuatro incidentes de tráfico en vías interurbanas. Este desolador balance contrasta con la disminución del 2,8% en los desplazamientos de largo recorrido respecto al año anterior.
La Operación Especial de Semana Santa, que abarcó 10 días y medio, contabilizó aproximadamente 1,8 millones de desplazamientos, una cifra significativamente menor que en años anteriores. Sin embargo, la reducción en el número de viajes no se tradujo en una disminución de los accidentes mortales.
Los datos revelan un aumento en los fallecidos en vías convencionales, con un incremento en colisiones frontales y una disminución en salidas de vía. Además, se destaca un trágico suceso en motocicleta y un incremento en las víctimas mortales en turismos.
Entre las estadísticas más preocupantes se encuentra el grupo de edad de 25 a 34 años, que experimentó un aumento significativo en las fatalidades, siendo este el grupo más afectado. Asimismo, la franja horaria de mayor riesgo sigue siendo la comprendida entre las 7:00 y las 13:59 horas.
Los datos sobre el uso de dispositivos de seguridad también son alarmantes, con dos de los fallecidos sin el cinturón de seguridad puesto.
El viernes 29 de marzo se registró el mayor número de víctimas mortales, con tres fallecidos. Las provincias de Palencia, León, Salamanca y Soria fueron testigos de los trágicos sucesos, con un siniestro fatal en cada una.
