Tras una breve estancia en la colegiata de San Antolín, la venerada imagen de San Vicente Ferrer ha regresado a su hogar en la iglesia de Santiago Apóstol, en la localidad vallisoletana de El Carpio. El traslado tuvo lugar después de que la imagen participara en la solemne procesión de «La Vera Cruz», que lamentablemente no pudo llevarse a cabo en las calles de Medina del Campo debido a las condiciones climáticas adversas que azotaron la región.
A pesar de las inclemencias del tiempo, los devotos y fieles se congregaron en el interior del templo para llevar a cabo los actos programados en honor a esta festividad tan significativa. La Semana Santa medinense fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en el año 2011.
La Semana Santa de la Villa de las Ferias, reconocida por albergar las procesiones de disciplina más antiguas de España, se remonta al año 1411, cuando el dominico San Vicente Ferrer instituyó estas emblemáticas celebraciones. Es así como la ciudad se convirtió en la primera en representar la Pasión de Cristo por sus calles.
Uno de los aspectos más destacados de esta procesión es la participación de los cofrades, quienes se despojan de sus capas para desfilar únicamente con el hábito. Cada uno de ellos porta un farol de forja en la mano, añadiendo solemnidad a la procesión. Los pasos son llevados a hombros sobre simples andas, sin adornos ni flores, resaltando la sobriedad y la autenticidad de esta celebración. El sonido de los tambores destemplados, interpretados por las bandas de las cofradías, acompaña el recorrido con una atmósfera de reverencia y recogimiento.
