El presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, en colaboración con el vicario general de la Archidiócesis de Valladolid, Jesús Fernández Lubiano, y el alcalde de Moral de la Reina, Juan Carlos del Campo, presidió el sábado pasado la entrega oficial de las obras de restauración del retablo renacentista de San Esteban, situado en la iglesia parroquial de Santa María.
En una jornada marcada por la celebración del patrimonio histórico-artístico local, Íscar destacó la importancia de preservar nuestras raíces culturales. «Hoy es un buen día porque siempre lo es cuando hablamos de recuperar parte del patrimonio histórico-artístico de nuestros pueblos», señaló el presidente de la Diputación.
El compromiso de la Diputación con la preservación del arte y la herencia cultural quedó patente, según Íscar, en diversas iniciativas, como los Programas de restauración de Iglesias y Ermitas, la Restauración de Retablos, y el convenio con la Fundación Edades del Hombre para la restauración de imágenes.
En este contexto, Íscar resaltó que la conservación del patrimonio no solo es un deber, sino también una oportunidad para impulsar el turismo, la actividad cultural y la vitalidad de los pueblos. «El patrimonio religioso de nuestros pueblos forma parte de su memoria, identidad y presente, pero también de su futuro», afirmó el presidente.
Retablo de San Esteban
Una obra maestra renacentista del tercer cuarto del siglo XVI, mide 430 cm de altura y 350 cm de anchura. Originariamente ubicado en la iglesia de San Juan, hoy en ruinas, fue trasladado a la iglesia de Santa María. El retablo, de estilo manierista, está compuesto por tres calles separadas por imponentes columnas gigantes.
Las obras de restauración fueron necesarias debido al avanzado estado de deterioro del retablo, afectado por problemas estructurales, ataque de insectos xilófagos, grietas, repintes, pérdida de elementos y policromía, entre otros. La intervención, llevada a cabo con un presupuesto de 35.000 euros proporcionados por la Diputación de Valladolid, se centró en la conservación, respeto al original y reversibilidad de los materiales aplicados.
El equipo de restauradores, dirigido por Carlos Tejedor Barrios, logró frenar el deterioro, restaurar las áreas dañadas y devolver al retablo su unidad estética y estabilidad material. Entre las acciones realizadas se incluyeron la limpieza, tratamiento antixilófagos, consolidación del soporte, fijación de la capa pictórica, estucado, reintegración cromática y barnizado final.
La restauración, que se prolongó durante tres meses, contó con la dedicación de las restauradoras Ana González Obeso, Celia Rosa Díez, Laura Retuerto Pajares y Patricia López Sierra. El éxito de esta empresa resalta el compromiso de la Diputación con la preservación del patrimonio cultural, impulsando no solo el pasado, sino también el futuro de la región.
