Hace escasamente unos días, Elena Padrones recibía de la mano del presidente de la Junta de Castilla y León la medalla de oro de las Cortes. No es para menos, teniendo en cuenta su laureada trayectoria como deportista. De hecho, obtuvo una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, en la modalidad de ciclismo adaptado. Hoy hacemos balance con ella sobre su trayectoria.
¿Cómo comienza en el deporte?
A mí siempre me ha gustado la bicicleta, que es lo que yo practicaba. Mi familia y yo vivíamos en un pueblecito pequeño, como es La Zarza, y mi madre nos impulsó a mi hermano pequeño y a mí a que saliéramos a hacer actividades. Tanto él como yo tenemos usa discapacidad visual y, en un pueblecito, es cierto que tienes limitaciones. Fue ella la que también nos impulsó a meternos en la ONCE. A través de ahí, empezamos a practicar más deporte. Al principio fue como una especie de terapia y me acabó enganchando.
Comencé en un tándem fémina con otra piloto y ahí solamente hice un año, porque después comencé a estudiar fuera. En 1994 volví a ponerme en serio con el ciclismo y a competir a nivel nacional e internacional. Así comenzó todo.
¿Cómo fueron aquellos juegos de 1996?
Una pasada, el sueño de cualquier deportista. Fue muy emocionante y también duro porque había que conseguir unas metas para llegar hasta ahí. La experiencia es incomparable. Lo que más me emocionó fue la entrada en la meta, sabía que había conseguido pódium pero no qué puesto. Realmente lo supe porque mi compañero me apretó muy fuerte la mano y entendí que lo habíamos conseguido. Ahí arranqué a llorar.
Más información en la edición semanal de La Voz de Medina y Comarca
