En una jornada marcada por la solemnidad y el respeto, Valladolid se vistió de luto para rendir un emotivo homenaje a Red Hugh O’Donnell, el príncipe irlandés que dejó una huella imborrable en la historia. El cortejo fúnebre, que partió del Palacio Real y recorrió las principales calles de la ciudad, culminó en la calle Constitución, donde se ubican placas en honor al ilustre héroe.
El desfile funerario estuvo encabezado por una carroza que portaba el féretro de Red Hugh O’Donnell, rodeado de una comitiva impresionante. Dos majestuosos caballos llevaban el peso del pasado y la memoria de este valiente príncipe , mientras una banda de gaitas llenaba el aire con melodías de homenaje. Se sumaron al cortejo dos militares de España e Irlanda, seis frailes franciscanos, cuatro soldados con antorchas, y otros tantos a caballo, todos vestidos al estilo del siglo XVI.
El recorrido del cortejo fúnebre fue una travesía que abarcó algunas de las calles más emblemáticas de la ciudad, incluyendo Angustias, Echegaray, Plaza Portugalete, Catedral, Regalado, Cánovas del Castillo, Fuente Dorada, Ferrari, Plaza Mayor, Santiago y Constitución. Fue en este último punto, en el número 10 de la calle Constitución, donde se tributó a Red Hugh O’Donnell con coronas de laurel y la emotiva actuación de un gaitero que interpretó el himno de Irlanda.
El acto contó con la destacada presencia del alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, y el embajador del país irlandés en España, Frank Smyth, quienes ofrecieron breves intervenciones en honor al príncipe irlandés y su legado histórico.
Después de este solemne tributo, el desfile funerario regresó al lugar de inicio siguiendo una ruta que abarcó las calles Constitución, Duque de la Victoria, Quiñones, Lonja, Plaza Ochavo, Vicente Moliner, Fuente Dorada, Bajada de la Libertad, Leopoldo Cano, Felipe II y finalmente Plaza San Pablo.
