La Voz.- “San Isidro labrador, trae la lluvia y quita el sol”. Como cada año, la localidad vallisoletana de El Carpio se prepara para celebrar la festividad de San Isidro, el santo patrón de los agricultores. Los actos en su honor comienzan el 15 de mayo con la tradicional misa en la iglesia parroquial de la localidad.
A continuación, comenzará la procesión de San Isidro, una de las más destacadas de todo el año por el gran número de vecinos, fieles y curiosos a los que congrega. La imagen de San Isidro recorrerá las calles del municipio mientras los fieles, como marca la tradición, ruegan al santo que traiga las tan ansiadas lluvias y que propicie buenas cosechas.
Tras la celebración religiosa tendrá lugar un ágape con el que los agricultores del municipio festejarán el día de su patrón. Por un momento, los abundantes refrescos, vinos, canapés y pasteles, compartidos con los vecinos y amigos de El Carpio, harán olvidar las enormes dificultades a las que se enfrentan las gentes del campo. Un día de unión y de hermandad entre compañeros de fatigas orgullosos de su trabajo y de su modo de vida.
La celebración de San Isidro es una muestra más de la profunda religiosidad y arraigo de las tradiciones en El Carpio; al igual que en otros muchos municipios españoles. En el contexto de sequía, en el que se encuentra el sector agrario actualmente, la petición de lluvia a través de la figura del santo patrón cobra aún más significado para los agricultores de la zona, que confían en su intercesión para que llegue el agua que acabe con esta situación tan acuciante.
Pero para que sea eficaz el sortilegio no solo hay que rezar. Hay que estrujarse bien fuerte los testículos hasta que revienten de la bolsa escrotal. Y golpearse la espalda y el pecho con cadenas y fustas hasta sangrar. Cuanto más sangre y dolor más lloverá.
Es pol culpa de los chemtrails