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domingo, abril 28, 2024

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Pobre de mí

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Editorial-. Es llegar el 7 de julio y, qué tendrán los cánticos y tradiciones de este país de piel de toro, que es inevitable pensar en aquel tintineo que empieza por «1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo…». Pero, como se suele decir, lo bueno dura muy poco, y los pamplonicas pronto se ven cantando el «Pobre de mí». Un ‘llanto’ al final de unas fiestas que, con sus quehaceres cotidianos, rutinarios e indiscutibles año tras año, hacen velar por la integridad de la Fiesta sin ápice de dudas.

Dile tú a un pamplonica que existe la posibilidad de mover sus fiestas. O que puede que cambien la hora de su encierro. O que ahora en vez de atuendo blanco y rojo, se va a optar por el blanco y verde porque parece que va a resultar más llamativo por televisión. O que en vez de chupinazo, lanzarán confetis por razones diversas. En definitiva, una situación algo distópica, que por muy imaginable que pueda llegar a ser, resulta incomprensible.

De lo que no cabe duda es que ni un pamplonica, ni un murciano, ni un zaragozano serían capaces de asumir determinados cambios en el transcurso de sus fiestas, teniendo en cuenta que éstas se caracterizan por seguir la senda de un camino marcado por sus antecesores, en el que no se juzga la idoneidad o no del asunto, sino que simplemente se vive, con el corazón en la mano, cada minuto que pasa dentro del periodo festivo.

Probablemente un medinense no sienta nada al ver a cualquier vecino de Teruel atar el pañuelo al Torico, pero sí al presenciar cada 1 de septiembre el despliegue de la bandera, o el sonido del tercer cohete a las 9 de la mañana que precede al encierro tradicional. Puede entender que el embellecimiento de la fiesta pueda contar con giros de tuerca que garanticen la permanencia del espectáculo, como la eliminación de una gran cantidad de vehículos del recorrido campero del encierro, o incluso la instalación de un punto de descanso para las reses que, en el peor de los casos los últimos años, se veían en no muy buenas condiciones. Eso sí, hay que tener cuidado con las variaciones porque, a veces en vez de giros, se topa uno con pasarse de rosca.

Costó años, esfuerzo y sudor lograr la declaración de Interés Turístico Nacional para nuestros encierros. Una serie de citas que se dan cada 2, 4, 6 y 8 de septiembre. No obstante, este año también impera la decisión de celebrar un quinto encierro el 28 de agosto que, a pesar de no considerarse tradicional, cumple con el recorrido del mismo. Aunque también se ha podido comprobar que las prefiestas vendrán cargadas de más actos, incluyendo el pregón el día 31. Mientras tanto, y a día de hoy, se desconoce la programación oficial de las fiestas, aunque los comentarios no hacen más que ir y venir por las calles de Medina.

En definitiva, habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Aunque Pamplona haya servido al aficionado para quitarse la espina de volver a ver encierros, dentro de unos meses, en Cuéllar, se podrán volver a ver los toros de la ganadería que más juego ha dado a los pamplonicas: los Cebada Gago. No se sabe en Medina qué ganaderías protagonizarán sus encierros, ni si coincidirán con Pamplona o Cuéllar; aunque cabe preguntarse si puede que esa coincidencia no se dé en ganaderías, pero sí en diestros… Lo que está soberanamente claro es que quien quiera que pervivan las Ferias y Fiestas de un pueblo ha de ser inquebrantable a la hora de tomar decisiones que puedan ponerlas en peligro, para no caer así en el «pobre de mí».

La Voz de Medina y Comarca

1 COMENTARIO

  1. El de nava quiere adelantar las fiestas para irse a su pueblo en septiembre a las de allí. Pues que se vaya. Y si al guzmn no le gusta madrugar para ir un encierro, pues es lo que hay.

Los comentarios están cerrados.

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