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viernes, marzo 29, 2024

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Cómo escribir una carta de amor te puede ayudar a olvidar a tu ex

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Redacción.-

La psicóloga Ana Belén Medialdea nos aclara las conductas del protagonista de ‘Las cartas de amor no existen’  (y de paso nos da buenos consejos para superar una ruptura)

¿Están las cartas de amor anticuadas? ¿Siguen existiendo? ¿Sirven de algo? Este romántico debate se ha vuelto a abrir con motivo del estreno de la última película del francés Jérôme Bonnell, Las cartas de amor no existen, una historia que a muchos sonará sin duda: la de los últimos coletazos de una relación en la que una de las partes se niega a perder a la otra. En esta, ese alguien responde al nombre de Jonas (Grégory Montel), un hombre al que la obsesión por recuperar a Léa (Anaïs Demoustier) le lleva a vomitar sus sentimientos durante horas y horas, prácticamente un día entero, sobre un papel en blanco en una pequeña cafetería situada frente a la ventana de su ex. ¿Inspiración o desesperación?

Nos ayuda a arrojar luz sobre estas cuestiones una experta en amor, desde un punto de vista profesional: la psicóloga Ana Belén Medialdea. Y la respuesta es no, no están anticuadas, sí, siguen existiendo, y sí, desde su punto de vista sirven para mucho. “Escribir cartas de amor a la persona amada que hemos perdido nos ayuda a atravesar el dolor de la pérdida y poner distancia emocional -afirma -, es como si nos ‘arrancásemos’ un poquito de lo que tenemos dentro para ponerlo fuera de nosotros. Escribir en sí es muy terapéutico porque nos ayuda a gestionar nuestras emociones”.

“Hay muchas más rupturas dónde los miembros de la pareja se hacen daño que rupturas donde se acepta el desamor como parte del amor»

Aquí una de las soluciones para paliar el sufrimiento producido por la pérdida, pero, ¿de dónde viene esa agonía, a dónde va? La psicóloga pone nombre y apellidos a lo que le pasa a Jonas, que bajo su punto de vista “tiene una fuerte dependencia emocional con una conducta obsesiva. No acepta el desamor y quiere controlar todo lo que sucede en la vida de su expareja”. Y esto, confiesa Medialdea… es muy común. “Hay muchas más rupturas dónde los miembros de la pareja se hacen daño que rupturas donde se acepta el desamor como parte del amor y cada miembro sigue por su camino sin hacerse daño. Esto es normal, nadie nos ha enseñado cómo deberíamos actuar ante una situación así y por eso, hacemos lo que sabemos o lo que creemos que más nos ayuda, aunque justamente sea eso lo que nos lleve a tener los peores resultados”.

El luto amoroso: ese momento que nos lleva a hacer “locuras por amor”

Quien se ve en estas es porque está pasando por lo que Medialdea llama “el luto amoroso”, algo que, confiesa, “para muchas personas duele más que la muerte”. Y es que, irremediablemente en una situación así, nos enfrentamos a un duelo con todas sus etapas: “pasamos por la etapa de la negación (estamos en shock) no aceptamos ni reconocemos lo que nos está ocurriendo. Después podemos pasar a la etapa de la tristeza y no poder parar de llorar y de pensar de forma obsesiva en todo lo bonito que fue nuestra historia, esta etapa te conecta con la nostalgia de todo lo ‘bueno’ vivido e impide que tengas una visión real de lo que ha pasado. En esta etapa la persona se puede llegar a ‘flagelar’ pensando que nunca jamás vivirá una historia parecida. Otra de las etapas que vivimos es la rabia, esta rabia nos conecta con nuestra dignidad y con lo mal que nos sentimos por las cosas que consideramos injustas o que no nos han gustado. Después pasamos a la etapa de negociación donde nosotros mismos empezamos a ver que así no podemos seguir, que no podemos seguir posponiendo nuestra vida, ni flagelándonos, ni culpándonos, ni odiando a la otra persona, sino que debemos avanzar».

Y así llegamos a la aceptación que es la etapa final. «A veces nos podemos quedar atrapados en alguna de esas etapas y ahí es cuando necesitamos ayuda profesional para poder avanzar. Porque quedarnos en alguna de las tres primeras fases, nos lleva a vivir desde el odio o desde la tristeza o negación y eso fomenta las conductas controladoras, obsesivas y de maltrato hacia nosotros mismos y los demás. Esto puede hacernos ‘acosar’ a nuestra ex pareja, estar más pendiente de su vida que de la nuestra, aislarnos, perder el sentido de nuestra vida», asegura la psicóloga.

Los hombres también lloran

No es común ver en el cine una apertura emocional tan transparente desde un punto de vista masculino, como se expone en Las cartas de amor no existen, ¿pero se vive realmente de forma diferente? “Desde mi experiencia clínica no”, sentencia Medialdea. “He atendido tanto a hombres como a mujeres, tanto adolescentes, como jóvenes, como adultos y sénior que han sufrido dependencia emocional y ante el desamor, lo han pasado verdaderamente mal. Suelen ser personas que durante la relación, se han perdido a sí mismas por tanto centrarse en la otra persona”.

Los tabúes a la hora de expresar sentimientos parece que siguen existiendo entre los hombres, “por la falta de educación emocional que tenemos”, sospecha. “Nadie nos ha enseñado a gestionar nuestras emociones y hemos crecido con ese mensaje: ‘los hombres no lloran, tienen que ser fuertes’. ‘Llorar no sirve de nada’… Aunque cada vez se va perdiendo un poco más este tabú, aún queda mucho trabajo por hacer”.

«Cuando nos permitimos un espacio para sentir y sacar todo lo que llevamos dentro, conectamos con nuestra sensibilidad y somos mucho más capaces de ver la belleza de las pequeñas cosas»

Ni el sexo, ni tampoco la edad, si el estatus social, cultural… “si tenemos una falta de autoestima, da igual la edad que tengamos, el desamor nos afecta a todas las personas por igual». Fomentaremos conductas tóxicas «si no aceptamos el desamor como parte también del amor». Pero la realidad es que, reconoce Medialdea, “cuando nos permitimos un espacio para sentir y sacar todo lo que llevamos dentro, conectamos con nuestra sensibilidad y somos mucho más capaces de ver la belleza de las pequeñas cosas. Somos capaces de sacar el aprendizaje que nos traen también las situaciones más duras.

¿Cómo olvidarte definitivamente de tu ex? El contacto cero

Ya hemos visto que el truco no está en olvidar, sino en aceptar, y que las cartas de amor son, efectivamente, una de las opciones más terapéuticas. Pero, digamos que este es el siguiente nivel. ¿Cuál es el paso previo?

“Es normal sentir dolor y tristeza ante la pérdida, también es normal sentir dependencia”, confirma Medialdea. “En nuestro cerebro se produce el mismo proceso que cuando consumimos algún tipo de droga. Nos volvemos ‘yonkis’ de la otra persona”. Por eso es normal que sintamos ‘mono’ cuando no sabemos nada de ella o él. Este ‘mono’ tenemos que pasarlo con contacto 0. Es fundamental hacerlo así para evitar el círculo tóxico. Una vez hagan el contacto 0, recomendaría dedicar un tiempo al día para escribir y sacar de dentro todo el dolor. Un tiempo establecido dónde se puedan permitir sentir, lo que tengan que sentir. Trabajar la independencia y autoestima es fundamental, salir con amigos, retomar la vida y la identidad sin esa persona…. y en el caso de que la persona se sienta muy perdida e incapaz de hacer esto por sí misma, recomendaría buscar ayuda profesional.

Escrita esa carta de amor… ¿se la enviamos?

Llegados a este punto, en el que por fin hemos puesto sobre el papel nuestros sentimientos, removiendo y recolocando… ¿qué hacemos con ellos? Ana Belén Medialdea es muy contundente al respecto: “no es recomendable que llegue al destinatario porque eso podría llevar a que el destinatario tuviese que dar una respuesta y alargar más la agonía”. Pero ese acto terapéutico, sí es recomendable, “elegir un tiempo al día (una hora o media hora) donde te permitieras escribir a la persona amada que ya no está contigo. Durante ese tiempo es importante permitirse llorar, gritar… todo lo que necesites para sacarlo todo de ti. Pero una vez que ha pasado ese tiempo, es importante dejar de escribir y deshacerte de la carta escrita sin volver a leerla”.

Aprendida esta lección, hay que aplicar otra: tampoco es recomendable dejar que nadie más la lea para evitar que nadie haga comentarios sobre lo que sientes y piensas. “A veces pensamos que hablar de un problema nos ayuda a desahogarnos, -avisa Medialdea- en cambio, en asuntos de desamor, hablar constantemente del mismo tema, hace que se convierta en un «monotema». Si con tus amigos o seres queridos solo hablas de lo mismo, es muy difícil que tu mente pueda abrirse a otras cosas, porque metafóricamente es como si te llevases a tu ex a todos lados. Si estás con amigos y hablas de tu ex, invitas a ese plan a tu ex. Si estás comiendo con tus padres y hablas de tu ex, invitas a tu ex a comer… Es como si la tuvieras allí porque está contigo en tu mente y en la conversación”.

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