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viernes, abril 26, 2024

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Jesusa Sánchez Moya: «Mari no estará olvidada nunca en mi casa»

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P. De la Fuente-. Puntadas de hilo blanco se hilvanaban en una tela sedosa blanca. Era julio de 1990, y Mari entretejía un faldón para su sobrina. El 5 de agosto iba a ser bautizada y, para su tía, confeccionarla el trajecito no podía llenarla más de ilusión. Sin embargo, y en plena festividad del barrio de La Mota, se perdió su pista. Era 24 de julio y tenía que coger el tren para trasladarse a Valladolid, donde trabajaba en una casa. Sus amigas nunca la vieron llegar al punto de partida. Su entonces pareja, del que María Dolores Sánchez Moya hablaba en cartas y relataba su maltrato, no fue investigado de más. Solamente se le preguntó por ella y aseveró que ‘Mari’ le había llamado diciéndole que estaba en Barcelona con uno de sus hermanos, cosa que no fue así, pues su hermano jamás llegó a ver a su hermana y mucho menos estuvo con ella. Este año se cumplirán 32 años de su desaparición, pero su familia y hermanos, Feliciano, Mariano, Santiago (†), Tere, José Antonio (†), Mari, Victoriano y Luis Javier, así como su aquí presente su hermana Jesusa, jamás dejarán de buscarla, algo que prometieron a sus difuntos padres, Mariano y Jesusa.

¿Existe alguna novedad en el caso?

No ha habido ningún movimiento. El último que hubo fue en el año 2002, cuando alguien pidió una cartilla a nombre de mi hermana. Y también otra muchacha que se llamaba como mi hermana, de Murcia, que estaba empadronada en casa de mis padres. Lo miró la Policía y vieron que no coincidía el DNI, a pesar de llamarse igual y de estar aquí empadronada. Hablamos con ella y es la última noticia que hemos tenido sobre ello.

De hecho en el 2002 creían haberla encontrado, ¿no?

Cuando pasó esto de la cartilla, allí descubrimos cómo habían llevado el caso de mi hermana. Había sido nulo, porque no había nada más que la denuncia que puso mi madre. Fuimos a hablar con el Comisario y se sorprendió de que no había nada con todo lo que le habíamos contado. Yo le llevé una foto más reciente, porque sólo tenían una fotografía de carnet que le había dado mi madre. Y me lo agradeció, porque se le veía mucho mejor. Me dijeron que esperara unos días, que iban a mirar cómo habían llevado el caso. Tras la espera, fuimos de nuevo y nos dijeron que la habían encontrado y, con rodeos, me comentaron que estaba en un club de alterne. Me pareció raro, no creía que fuera así, pero lo único que me interesaba es que estuviera bien. Me dijeron que volviera a Comisaría en unos días, y me confirman allí que se habían equivocado. Que no era ella. Yo lo sabía, porque en esos días me recorrí las peluquerías donde iban estas chicas, con la foto de mi hermana, y nunca la habían visto por allí.

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