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viernes, abril 26, 2024

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No a la guerra

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Editorial

En pleno siglo XXI, la sociedad europea no esperaba vivir de nuevo una situación de conflicto, pero los intereses de un líder mundial que no tiene miedo a una respuesta armada, han prevalecido y hecho que Rusia avance sin piedad sobre Ucrania.

La respuesta de los países de Europa ha sido unánime, y se esperan sanciones que podrían agravar una situación ya de por sí delicada. Después de una pandemia de coronavirus que sigue ahogando la economía, las medidas que se han de tomar contra Rusia afectarán a todos los sectores, desde las exportaciones e importaciones que realizan estos países, hasta un plano estratégico como es el energético.

Sin embargo, también existen corrientes que intentan justificar la invasión rusa. El conflicto empezó años atrás en un territorio en el que la disputa entre proeuropeos y prorrusos significó la represión para los partidarios de la anexión con Rusia y, de manera más reciente, Ucrania contaba con la esperanza de poder unirse a la OTAN, algo que hubiera significado para los del Kremlin tener al enemigo a sus puertas. Pero la muerte y destrucción que esta guerra deja y va a dejar a su paso no puede justificar ninguna decisión como la tomada por Vladimir Putin.

Y es que este sátrapa es el principal culpable y el que nos lleva a esta situación, una guerra propuesta como un movimiento geopolítico. Este es el peligro de los líderes personalistas, pues lo que está ocurriendo en Rusia con las represiones a más de 1.600 manifestantes, sólo puede ocurrir en una dictadura al uso. Prueba de ello son las explicaciones que ha tenido que dar a los oligarcas locales, mientras que las razones de supuesto ‘genocidio’ y ‘desnazización’ que ha dado a su población resultan insuficientes para una mayoría que no puede llevar a cabo algo tan básico como una protesta.

La respuesta del bloque que componen Europa y EEUU debe ser clara y contundente. Después de lo ocurrido estos días, el tiempo de la diplomacia parece haber llegado a su fin, y sólo queda proponer sanciones en todos los ámbitos. Sanciones económicas, restricción del espacio aéreo, en el plano deportivo… todas ellas encaminadas a aislar de verdad un régimen que ha infringido el derecho internacional.

Por último, otra de las medidas fundamentales de Europa debe ser la apertura de corredores humanitarios que permitan escapar de la barbarie, y dejar el tema de iluminar edificios para otras ocasiones.

La Voz de Medina y Comarca

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