Al margen
Después de ver cómo avanza la colada de lava en la isla de La Palma destruyendo casas, leo un titular que dice: “Elon Musk se quedará sin propiedades”. Parece lo mismo, pero no lo es, ya que al dueño de Tesla y otras empresas no le ha tragado su casa un volcán, sino que la vende por 32 millones de dólares.
Tampoco es lo mismo perder tu trabajo donde cobrabas un sueldo de mierda que renunciar a tu trabajo porque es una mierda y te mereces algo mejor. Esto último lo han hecho más de 15 millones de personas en Estados Unidos desde abril de este mismo año. No uno, ni dos, ni tres sino 15 millones. La pandemia tiene la culpa. Las empresas han dejado de funcionar todo lo bien que deberían, los jefes han recortado sueldos y aún así las cuentas no les salen, con lo cual están más cabreados con los empleados, que ahora cobran menos, se les valora menos y acaban con su autoestima por los suelos, hartos de aguantar broncas por un puñado de dólares cada vez más exiguo.
Al hilo de esa noticia, aparece otra: “La Covid remata la salida del mercado laboral de los ‘baby boomers’ en EEUU”. Normal. Los de esa generación hemos vivido bien o casi bien hasta ahora y no estamos acostumbrados a todo lo que nos está cayendo, así que miras a tu alrededor, tienes la casa pagada, los hijos currando fuera, rescatas el plan de pensiones y a vivir, que ya era hora. Por ejemplo, un coche nuevo para viajar. Eléctrico, para ser más ecológico. No, mejor uno híbrido porque cargar un automóvil eléctrico cuesta ahora 257 euros más al año que en 2020. Y para estrenarlo, por ejemplo, un viajecito a un spa en Andorra. Pero ten cuidado con lo que haces porque, según otra noticia, “un pedo en el Centro Termolúdico Caldea de Andorra provoca una pelea multitudinaria que acaba con tres detenidos”.
Y es que Andorra es más barato para traer cosas, no para soltarlas allí.
Rodrigo V.
