Vale, soy un friki. Igual que a algunos concejales les apasionan las películas de Star Wars, Star Treck o estar lo que sea, a mí me da por coleccionar periódicos, anuncios de radio o ver Plenos del Ayuntamiento. Lo del coleccionismo es un vicio que me acarrea problemas de espacio y lo de los Plenos es para comprobar la evolución mental y léxica de nuestros ediles, que la hay. Y a veces mucha. Ha habido concejales (y concejalas) que temblaban como flanes en sus primeras intervenciones y después de varios Plenos se les notaba que habían cogido tablas. Otros, sin embargo, tras pasar por muchos Plenos, los Plenos no pasaron por ellos y se fueron tan asilvestrados como llegaron. Pero no es momento de poner nombres, así que vamos a ver qué ha pasado en la última sesión.
Escuchando a Barragán y Mohíno cómo se acusan mutuamente de no hacer nada, me vino a la mente aquella canción que decía “Hay un hombre en España que lo hace todo”. Si hubiera un programa de zapping en TeleMedina hubiera quedado perfecta para recortar esas frases de amor o desamor, cosa que Luis Manuel Pascual apostilló: “Más que amor es una obsesión”.
Después de estas riñas al estilo Pimpinela, llega el alcalde y dice que no procede instar en estos momentos, no sea que se enfaden los hermanos mayores y les corten el grifo.
Más tarde, Teresa Rebollo defendía una moción sobre el arreglo del atrio de la colegiata. Ella dice “la llamada Colegiata”, como buena conocedora del lenguaje y de que dicha iglesia no tiene el carácter de Colegiata.
David Alonso contesta: “No podemos apoyar algo que ya estamos haciendo”. ¿Cómo? -dijo ella. Y Borja la criticó: “ustedes lo rompen todo y luego alguien lo arreglará”. Y como la cosa iba de tema eclesiástico, aprovechó el alcalde para soltar una perla: “cuando te llevas mal no es posible cambiar a modo capillita”.
Rodrigo V.
