Redacción.- Pedro Sanchez a salido en una enconada defensa de los dos m?ximos responsables de la toma de decisiones en esta crisis sanitaria:
«Perm?tanme que haga un elogio público a dos personas que encarnan las mejores cualidades de nuestro pa?s, de nuestro gran pa?s. El primero es un aragon?s y el segundo es un catal?n.
El primero es un funcionario, es un servidor público, a quien ni siquiera conoc?a antes de esta terrible crisis y que fue además elegido y designado por otro Gobierno, por otra administraci?n.
He podido tratar al Doctor Sim?n en las horas más extremas, en los momentos más oscuros. Y siempre le he visto igual, como le han visto a diario el conjunto de españoles y españolas: entregado a su trabajo y entregado al bien com?n.
Pensando en el pa?s más que en s? mismo, hasta cuando estuvo infectado por el mismo virus que combat?a. Le he visto enlazar días y noches, trabajar hasta la extenuaci?n, soportar estoicamente el desd?n de los más ignorantes, las cr?ticas más descabelladas; como todos los españoles le he visto explicarse una y otra vez, responder a todo tipo de dudas, de preguntas, reconocer con modestia, como se tiene que hacer, los l?mites del conocimiento cient?fico del que disponemos, admitir, en consecuencia, con humildad nuestra indefensi?n en momentos duros.
Nunca, nunca, se ha dejado arrastrar por la provocaci?n. Ni una sola vez.
El segundo elogio se refiere a un pol?tico, a un pol?tico que conoc?a ya antes de este trance, pero a quien he vuelto a descubrir nuevas y enormes cualidades en estos días tan l?mites que hemos vivido el conjunto de la sociedad española. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, nunca ha fallado ni ha desfallecido. Si cada uno en la soledad de su casa ha sentido momentos de desaliento, de zozobra, pueden imaginarse lo que habr? pasado por el ?nimo del m?ximo responsable de nuestra Sanidad. Pero siempre se ha mantenido, y eso es lo que me gustar?a subrayar, sereno y firme. Siempre ha dialogado, ha cooperado; nunca ha escurrido el bulto ni ha culpado a nadie.
Ha soportado las peores descalificaciones, los insultos más mezquinos. Y jamás ha perdido la compostura ni se ha permitido una sola mala palabra. Jamás ha ca?do en la provocaci?n. Ni una sola vez.
Cuando nos hemos sobrepuesto a la peor crisis mundial en un siglo vale la pena que no nos dejemos distraer por el griterío, tampoco por la provocaci?n, y que centremos toda nuestra atenci?n y toda nuestra referencia, en figuras como el doctor Sim?n, un servidor público, y como el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Nos hacen simplemente mejores como sociedad. Y necesitaremos muchos comportamientos como los suyos, igual que necesitaremos muchos ejemplos como los de los profesionales sanitarios para acometer la Reconstrucción, la recuperaci?n econ?mica y social que tenemos por delante.«
