A pesar del avance digital, el dinero en efectivo sigue siendo el rey en España, con un 60% de los ciudadanos prefiriendo esta modalidad de pago. Según un estudio del Banco de España, el efectivo sigue siendo la elección principal para la mayoría, incluso en un mundo cada vez más digitalizado.
El uso del pago digital en España contrasta con países nórdicos y Canadá, donde el efectivo está en desuso. La falta de plataformas como Bizum y la preferencia por la tangibilidad del dinero mantienen a España rezagada en este aspecto, según explicó la profesora Elisabet Ruiz Dotras de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Aunque la pandemia de la COVID-19 aumentó temporalmente el uso del pago digital, el retorno al efectivo ha sido notable. La estabilidad en el uso del efectivo entre 2022 y 2023 refleja esta tendencia, con la mayoría de los ciudadanos volviendo a sus hábitos de pago anteriores a la pandemia.
La transición al pago digital en España puede acelerarse con la introducción del euro digital, un cambio que, según Ruiz Dotras, ocurrirá a largo plazo. Sin embargo, las diferencias generacionales y educativas son evidentes: los mayores y aquellos con menor nivel educativo prefieren el efectivo, mientras que los jóvenes y más educados optan por métodos digitales.
A pesar de esta preferencia por el efectivo, la presencia de terminales de pago en la mayoría de los comercios ha aumentado, eliminando los gastos mínimos para tarjetas o móviles. Esta comodidad, junto con la reducción de comisiones bancarias, ha fomentado su uso entre los comerciantes.
El debate entre pago digital y efectivo tiene sus pros y contras. Mientras que el pago digital ofrece conveniencia y registros detallados de gastos, el efectivo fomenta una mayor conciencia del dinero gastado. La regla del 20/80, recomienda Ruiz Dotras, puede ayudar a mantener el equilibrio financiero en un mundo cada vez más digitalizado.
