La Junta de Castilla y León ha decidido tomar las riendas en la convocatoria y concesión del Premio Nacional de Tauromaquia, tras la eliminación de esta iniciativa por parte del Gobierno central. La declaración fue realizada este viernes a través de un comunicado oficial, donde el Ejecutivo regional expresó su firme respaldo a la Fiesta Nacional, desestimada por el Ministerio de Cultura al anunciar la no convocatoria del galardón para el año en curso.
El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, fue el encargado de hacer público este compromiso durante su intervención en Alba de Tormes, Salamanca. En sus declaraciones, Santonja reafirmó la identidad taurina de la Comunidad y anunció la unión con otras regiones en la convocatoria y entrega del premio nacional.
«Esta es una Comunidad inequívocamente taurina. La fiesta del toro está implicada en nuestra cultura de un modo central. Nos vamos a sumar a todas las comunidades que apoyen este premio», subrayó el consejero, resaltando la relevancia del mundo taurino en la tradición y economía de Castilla y León.
El mundo del toro tiene una importancia fundamental para Castilla y León, a la hora de arraigar la tradición y dinamizar el ámbito rural, hito que permite luchar contra la despoblación. Por otro lado, su fuerte atracción turística sirve también para la dinamización económica de muchas zonas de la región.
No, si aquí siempre en vanguardia.
Tras la eminianción del Premio Nacional de Tauromaquia por parte del Ministerio de Cultura, el dinero y la sed de sangre serán los únicos incentivos que les quedaran a los toreros pra seguir toreando.
“Cuando estás ahí fuera matando te empeñas en hacerlo mejor por esos premios, por ese reconocimiento, pero sin él… pues sales a la plaza con otro talante, a mancharte un poco las manos de sangre para callar las voces interiores que te empujan a ser violento y poco más”, admite de la Puebla, que está valorando ahora salir a la plaza con una escopeta para centrarse “en la parte más básica de la tauromaquia” ahora que “tanta floritura” ha perdido parte de su sentido.