Todo iba muy bien en aquella corrida en la que El Niño de los Pegotes se enfrentaba a un morlaco que aparentemente no presentaba muchas complicaciones.
Capote en mano, el diestro se dejaba embestir por “Entrevistador”, esquivando con cierta habilidad sus preguntas.
Así, por ejemplo, relataba lo preocupado que está por el hospital, acudiendo a la reunión de la Plataforma creada para tal fin y asegurando, tras las críticas recibidas por no hacer nada, que “ya solo me falta ir a operar”, aunque, tanto él como su cuadrilla municipal “no tenemos nada que ver con el asunto” porque “nosotros no somos responsables”.
Sí, maestro, eso dijiste sin puntualizar el contenido de esa irresponsabilidad, dejando abierta la puerta a los pérfidos opositores que podrán recortar esa frase y hacer un vídeo de Tik-Tok. Qué mala gente, oye.
Obviando ese lapsus, la cosa siguió tranquila hasta que se le empezó a hervir la sangre, como si de un sofoco climatérico se tratase, al entrar en el ruedo el tema de la piscina cubierta y el vídeo que alguien ha grabado sobre su lamentable estado. Eso es ilegal, es indigno, es para tirarse de los pelos (bueno, eso no) y además da muy mala imagen de Medina.
Y entonces me acordé de aquellos galgos ahorcados en los pinares y las críticas que llovieron contra Scooby por difundir las fotos.
Lo dije entonces y lo repito ahora: la mala imagen la da quien cuelga a un galgo o quien no arregla los problemas para los que ha sido “contratado”. No los que hacen fotos o vídeos para denunciar la brutalidad de unos y dejadez de otros.
Sí, maestro, ya sé que en este pueblo todo el mundo de queja de todo. Pero tú estás al otro lado, el de los que tienen que arreglar algunas cosas y procurar que alguien arregle otras. No puedes unirte al bando de los que se quejan y no hacen ni aportan nada. Eso ahora les toca a los que tuvieron ocasión y “no invirtieron un euro” en la piscina. ¿Quieres ser como ellos?
Rodrigo V.
