Redacción.-
Las marcas blancas, conocidas también como marcas de distribuidor, han dejado de ser simplemente una opción económica para los compradores y se han convertido en un pilar fundamental en el mercado de productos de consumo masivo en España y en toda Europa. Según un informe de NielsenIQ titulado «Tendencias recientes del gran consumo», durante el año 2022, las marcas de distribuidor representaron un impresionante 46% de las compras realizadas en supermercados, hipermercados y en línea, lo que marcó un crecimiento significativo del 16% en comparación con el año anterior.
Este fenómeno no es exclusivo de España, ya que la tendencia se observa en toda Europa. La inflación general y el aumento de los precios en la cesta de la compra han llevado a que los consumidores busquen alternativas más económicas, y las marcas blancas han demostrado ser una elección atractiva en términos de precio y calidad.
El profesor Juan Carlos Gázquez Abad, colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), señala que «la inflación ha generado una subida de precios, no solo para las marcas comerciales, sino también para las marcas blancas. En un contexto donde estas marcas son más asequibles, el precio final resulta ser menor que el de las marcas comerciales».
No obstante, el atractivo de las marcas blancas va más allá del precio. Grandes cadenas como Mercadona, Dia, Aldi, Lidl y Carrefour han adoptado estrategias centradas en sus marcas de distribuidor, como Hacendado, Bosque Verde y Deliplus, que representan una parte significativa de sus ventas. Por ejemplo, en Mercadona, estas marcas propias constituyen el 72% de las ventas, superando el 68% del año anterior. Similarmente, Lidl experimentó un crecimiento, alcanzando el 79% de las ventas en 2022, en comparación con el 76% del año previo.
El profesor Gázquez Abad señala que «las grandes cadenas prefieren incrementar la venta y presencia de estas marcas porque fidelizan la visita de sus compradores, aumentan sus beneficios y les es más fácil la logística de existencias». Los consumidores que eligen productos de marca blanca en una cadena tienden a regresar a esa misma cadena para futuras compras, ya que no pueden encontrar la misma marca blanca en otros establecimientos.
Además, las marcas blancas ofrecen ventajas económicas para las cadenas, ya que suelen generar más beneficios que las marcas comerciales. También simplifican la gestión de existencias y otros procesos, ya que la cadena tiene un mayor control sobre la fabricación y comercialización de dicha marca.
El éxito de las marcas blancas en los últimos años se ha atribuido a mejoras en la calidad, relación calidad-precio y la elección de mejores proveedores. Estas marcas han dejado de ser simplemente opciones «baratas» y se han convertido en opciones atractivas por derecho propio.
A pesar del crecimiento de las marcas blancas, es poco probable que veamos un supermercado que solo ofrezca sus marcas propias en el futuro cercano. Grandes cadenas como Mercadona han adoptado estrategias mixtas que incluyen marcas nacionales y propias para ofrecer una variedad de productos a los consumidores.
En resumen, las marcas blancas han evolucionado de ser simplemente una opción económica a convertirse en un reclamo comercial sólido para las grandes cadenas de supermercados en España y en toda Europa, ofreciendo a los consumidores una alternativa asequible y de calidad en un mercado en constante cambio.
