Redacción.-
-Un estudio revela que el 64 % de los encuestados considera que en España existen prejuicios hacia las personas mayores, mientras que el desempleo entre los 55 y los 69 años es alarmante.
El reciente «Estudio sobre el envejecimiento activo», impulsado por CaixaBank, revela que un preocupante 64 % de los encuestados sénior percibe la existencia de prejuicios hacia las personas mayores en España. Además, se constata que el talento sénior no está siendo debidamente aprovechado en la mayoría de las empresas del país. De acuerdo con el II Mapa de talento sénior publicado por el centro de investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre, España, junto a Italia, se sitúa como el país de la Unión Europea con los mayores índices de desempleo entre los 55 y los 69 años. Esta realidad, según los expertos, resulta alarmante.
«Son datos muy preocupantes, ya que los trabajadores sénior representan más del 31 % del desempleo total en nuestro país, es decir, una persona de cada tres», señala Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. «Sin duda, estos datos plantean la necesidad de promover un cambio cultural en relación al talento sénior en las empresas y reducir esta discriminación», afirma el profesor, quien además destaca que, aunque hasta ahora los empleados sénior no han sido debidamente considerados en las estrategias de dirección y gestión de personas, en los próximos años las compañías deberán orientar sus políticas hacia este colectivo. Entre las razones que fundamentan esta necesidad se encuentran los cambios demográficos: según el informe «Proyecciones de población 2022-2072» del INE, en España el porcentaje de población de 65 años y más, que actualmente se sitúa en el 20,1 % del total, alcanzará el 30,4 % alrededor del año 2050.
Aprovechar el potencial de los trabajadores sénior es considerado por los expertos como una necesidad que aporta beneficios tanto a las empresas como a la sociedad en general. Montserrat Llobet, profesora del máster universitario de Sostenibilidad y Gestión de la Responsabilidad Social de la UOC, sostiene que las personas mayores de 50 años deberían ser consideradas el capital humano más preciado de las empresas, a diferencia de lo que ocurre actualmente con las prejubilaciones masivas y la contratación de jóvenes para realizar el trabajo en menos tiempo, sin tener en cuenta las directrices establecidas por la dirección de la organización.
Llobet destaca que numerosos estudios demuestran que, a partir de los 50 años, el cerebro tiene la capacidad de tomar decisiones más prácticas debido a una interacción más armoniosa entre los hemisferios derecho e izquierdo. Esto amplía las posibilidades creativas, permite resolver problemas complejos y brinda una mayor claridad de pensamiento para tomar decisiones acertadas.
Por su parte, Fernández Jaria resalta los beneficios específicos que los trabajadores sénior aportan, como su conocimiento y experiencia laboral, así como su capacidad para actuar como mentores para los empleados más jóvenes y menos experimentados. Otros rasgos comunes en las personas mayores de 50 años son su mayor capacidad de adaptabilidad, debido a las diversas etapas que han atravesado en sus carreras y su habilidad para ser flexibles y adaptarse a diferentes situaciones. Asimismo, cuentan con una amplia red de contactos y clientes que pueden resultar beneficiosos para las empresas, presentan menor rotación y poseen habilidades de liderazgo. Además, suelen mostrar un alto nivel de lealtad hacia la empresa y pueden contribuir a mantener y atraer el talento, así como mostrar un mayor compromiso con el propósito de la organización.
En cuanto a cómo deben tratar las empresas a los trabajadores sénior, Llobet afirma que es responsabilidad de todas las organizaciones, ya sean empresas, administraciones públicas o entidades no lucrativas, contribuir a la calidad de vida de todas sus partes interesadas. Dado que las personas trabajadoras son las que interactúan diariamente durante más horas con la organización, es lógico que reciban una atención especial. En este sentido, Llobet destaca que en las organizaciones con trabajo autogestionado, los trabajadores sénior desempeñan un papel protagónico, lo que resulta en niveles más altos de motivación laboral y eficiencia.
Fernández Jaria considera que es fundamental implementar planes de actuación en las empresas con medidas como fomentar una cultura inclusiva, promover programas de mentoría para empleados jóvenes que incluyan a los trabajadores sénior, y permitir su participación en iniciativas de liderazgo y toma de decisiones. Asimismo, destaca la importancia de la formación y el reciclaje para mantener actualizado el conocimiento de los trabajadores mayores, así como la adaptación de los puestos de trabajo a sus capacidades físicas. La flexibilidad en el trabajo, ofreciendo opciones como horarios reducidos, trabajo a tiempo parcial, trabajo desde casa o jornadas adaptadas, también es un requisito clave. Las empresas podrían considerar la implementación de beneficios adicionales para los trabajadores mayores, como seguros de salud adicionales, planes de pensiones, vacaciones adicionales o premios por su larga trayectoria profesional. Además, se destaca la importancia de establecer planes de preparación a la jubilación y estrategias para facilitar un envejecimiento activo de los profesionales en esta etapa laboral.
En resumen, los datos revelados por el estudio demuestran la existencia de prejuicios hacia las personas mayores en España y la falta de aprovechamiento del talento sénior en las empresas. Expertos coinciden en que es crucial promover un cambio cultural, valorar la experiencia y conocimientos de los trabajadores sénior, y implementar medidas que les permitan contribuir plenamente al desarrollo de las organizaciones. Además, se resalta que el envejecimiento de la población y los cambios demográficos hacen necesario prestar una atención especial a este colectivo en el ámbito laboral.
